20.11.18

Vivimos en este infierno porque adoramos a un “dios” que es un demonio.

¿EXISTE EL INFIERNO?                                                         

Tener fe en que un libro dice la verdad, no es saber la verdad, sino mas bien no querer saberla. Más cuando se trata de un libro como la Biblia que, ademas de haber sido mutilado por la iglesia, es una copia de una copia de otro libro que ni siquiera es hebreo.

Dejarle las cosas a dios (famoso dicho “dios esta en control”) es típico de los pueblos pasivos que son fácilmente manipulables. Para eso les enseñan esas frases y muchas otras parecidas, que a fuerza de repetirlas terminan creyendo que son verdad.

Ellos creen “estar con dios” y en verdad trabajan para sostener la ignorancia, o sea la mentira, o sea al diablo. Claro… los que piensan así no están confundidos, están muy seguros… solo que viven en el error.

La prueba de esto que digo es que los pueblos “muy religiosos” suelen ser los más brutos y pobres (cristianos y musulmanes).

No hay dios-juez, como no hay lugares de castigo, porque un universo punitivo sería malvado y nosotros vivimos tan llenos de limitaciones que difícilmente seamos imputables de algún delito cósmico.

Todos los pecados inventados por la iglesia son verdaderos caprichos, base de una moral social que es antinatural, caprichosa e hipócrita.


La ley universal es completamente algo diferente a los “mandamientos” y su orden es la expansión y preservación de la vida, por esta razón, la muerte, el sufrimiento y el castigo no forman parte de la ley universal.

La ley universal es tan compasiva y sabia que los cristianos llorarían de amargura si la conocieran.

Nada de infierno, nada de castigo. Pero el ser un espíritu puro de luz como somos y estar atrapados en esta rueda de nacimiento y muerte, podría considerarse un infierno. Por lo tanto, el infierno es esta vida, no hay nada en el universo más lleno de dolor que la vida en la tierra, una vida que está manchada por la enfermedad y la muerte.

Entonces la pregunta siguiente es ¿por qué en un universo justo y bondadoso hay un lugar en el que se sufre tanto?

Y este es el meollo de toda la cuestión teológica y moral de la Tierra. La respuesta no quieren oírla, porque se cae de madura: vivimos en este infierno porque adoramos, invocamos y seguimos ciegamente a un “dios” que, en verdad, es un demonio.

Si no nos aferramos a la percepción de este mundo material y podemos, aunque más no sea, tener un atisbo de que algo más, podremos deducir que fuera del cuerpo físico difícilmente exista alguna razón imputable para enviarnos a sufrir a alguna parte. Todo sufrimiento fuera del dolor físico es “álmico”, es decir corresponde al campo del pensamiento y las emociones, las cuales no saben distinguir entre el dolor que mata y el que proviene de los recuerdos. Por lo tanto una persona muerta, anclada en recuerdos dolorosos es posible que viva en un infierno después de su deceso.

Por el contrario, una persona que haya expandido su consciencia hasta el punto de liberarse de los condicionamientos del sistema terrestre, podrá, posiblemente, experimentar la mayor de las libertades, que es la de decidir cómo continuará su eterna existencia.


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