Una de las situaciones que más me
encuentro es que se predica el trabajo espiritual como medio de
avance y progreso personal, pero la gran mayoría de las personas,
se encuentran con el problema, de cómo aplicarlo a su vida personal
y terrenal. Como realizar esa tarea trascendental, en una vida llena
de circunstancias, y problemas cotidianos, sin tiempo y con prisa.
Todas las corrientes espirituales
hablan de desapego y trascender la dualidad como una de las bazas
principales, y es cierto. Desde aquí he tratado de aportar mi
granito de arena, para eliminar etiquetas, restarle un poco de
protagonismo al ego, salir de la mentalidad dual…
La mejor forma de
aplicar todo esto y ponerlo en práctica, es comprender nuestro modo
de vida, las tareas comunes y las rutinas que realizamos; las
personas que entran y salen, influyen, dramatizan y distorsionan
como una distracción, restarle trascendencia y tratarlos de un modo
que no nos suponga un desgaste, ni estrés.
No identificarnos con tantas cosas,
es el principio, porque es muy común emplear coloquialmente la
formula “Yo soy…” lo que nos alinea con tantas cosas que no
sirven para nada y no son más que un lastre, que no nos damos
cuenta del error grave que cometemos.