© EL ENIGMA HUMANO
¿Cómo explicar la contradicción inherente al ser humano?
¿Cómo aceptar su limitación material? El espíritu por un lado, el cuerpo por el
otro... Un constante barullo entre deseos y necesidades. La mejor voluntad
tropezando con las mil y una incoherencias del día a día.
¿No era posible una "configuración" más
equilibrada? O quizás ya lo era y alguien la alteró... No se comprende que un
mecanismo tan sofisticado como es la naturaleza humana, tenga unas “taras” tan
evidentes e inexplicables, vamos que no encajan con la estructura general.
Aunque sólo sean especulaciones quizás sí que alguno o algunos en un tiempo pretérito intervinieron en nuestra constitución original manipulando lo que fuera, ocasionando las distorsiones que sufrimos habitualmente.