NO PODEMOS RETIRARNOS DE LA VIDA
Por muchos retiros que hagamos, jamás podremos retirarnos de
la Vida. Nos pueden ayudar a recolocarnos. A escucharnos mejor. A darnos un
respiro. A ver con perspectiva. Pero si estamos huyendo de algo, seguirá estando ahí cuando volvamos. Porque
TODO de lo que queremos escapar late en nosotros. En nuestra mente. En nuestras
creencias. En nuestra manera de interpretar la vida. A nosotros. A los demás.
La Respuesta es que NO hay respuesta. El Sentido que le buscamos a las experiencias dolorosas, a las catástrofes naturales, a nuestra sensación de perdición, a la oscuridad del mundo…, no es más que un intento por hacer que lo que nos duele, nos duela menos. Que lo que no entendemos porque no es entendible, lo entendamos más. Un intento para sentirnos menos inseguros. Para creer que controlamos más. Para alejarnos de nuestra vulnerabilidad.
No podemos retirarnos de la Vida porque nosotros somos la
vida de la que nos queremos retirar. Escapar. Ocultar. Disfrazar. Excluir.
Separar. Maquillar.
¿Dónde está sucediendo la Vida? ¿Fuera de ti? ¡No! ¡Eres tú
esa Vida! ¡Eres tú la que está sintiendo lo que sientes y pensando lo que
piensas! Lo de «fuera» no son más que imágenes que tu mente, tu cuerpo, tus sentidos
interpretan, perciben.
¿Dónde empiezas tú y dónde empieza el otro? ¿Hay realmente
alguna separación más allá de lo aparentemente visual? ¿Hay alguna separación
entre las olas del Mar…?
Cuando estamos alegres, contentos, eufóricos, en paz, amamos
la Vida. Ansiamos más de ella. Más de lo que estamos sintiendo.
Cuando estamos cabreados, desolados, frustrados,
desesperados, ansiosos, estresados, perdidos, deprimidos, sufriendo…, lo que
queremos es desaparecer de la Vida. Menos de lo que estamos sintiendo. Y es
cuando empezamos a buscar mil y una maneras para arreglarla o arreglarnos. Como
si hubiera algo mal en ella, en nosotros. Como si la cara más oscura de la Vida
fuese un error.
Y el error es creer
que esa cara no debería existir. Que no deberíamos sentir ciertas emociones
desagradables. Que no debería ocurrir nada que nos tambalease. Que nos sacara
de nuestra zona de confort. De nuestra comodidad.
El «error» es pretender que esa cara de la moneda de la Vida
desaparezca. Un error que cometemos que es perfecto porque forma parte de nuestra
ignorancia. De nuestra humanidad. De lo que tenemos que aprender. Es un camino
más de aprendizaje que llega a su fin cuando nos hartamos de buscar y buscar y
no encontrar ninguna solución. Nada que valga. Porque es un imposible. Porque
la Vida son las dos caras, no solo la que nos aporta diversión, risas y
estabilidad.
Nos hartamos de tanta información que hace que nos estalle la
cabeza. Nos hartamos de tanta terapia, de tanto taller, de tanto libro, de
tantas técnicas, de tantos métodos, de tantas herramientas que, si somos
honestos, usamos para controlar lo que es incontrolable. Para escapar de sentir
lo que no queremos sentir porque no nos resulta agradable.
Y puede que llegue un momento (o no llegue nunca) en el que
«despiertes» a la realidad. Y te des cuenta de que la Vida siempre ha sido
perfecta tal y como ha sucedido y sigue sucediendo. Que las experiencias
traumáticas, duras, dolorosas, que nos partieron el corazón en mil pedazos, que
nos dejaron arrastradas por el suelo, también fueron perfectas, por muy
desagradables y jodidas que fueran. Porque tanto las luces como las sombras nos
hicieron ser como somos ahora. Lo cual no es una justificación para el
sufrimiento. Para sentirnos mejor con nuestro pasado. Es una realidad.
Todo es perfecto no porque lo sintamos perfecto sino porque
no podría haber sucedido de otra manera. Porque no pudimos evitar nada de lo
que creemos que pudimos evitar. Porque hay cientos de variables de las que no
somos conscientes que intervienen en todo lo que nos sucede. Por lo que buscar
una razón, un por qué, un para qué, deja de tener sentido cuando lo comprendes. Comprendes que por mucho que busques el
sentido, lo único que encontrarás será el sentido que tu mente (con todas sus
creencias, condicionamientos y programas adquiridos) le dé a lo que has vivido. Lo
cual no es el sentido de lo que has vivido sino únicamente la interpretación
que realiza tu mente. Su conclusión subjetiva.
Puede que llegue un momento en el que todo aquello que
sostenía tus creencias se caiga por completo. Porque te des cuenta de que tan
sólo eran mecanismos para hacerte sentirte segura. Para mirar hacia el mañana y
así evitar lo que ahora estabas sintiendo.
Cuando lo ves claramente, ya no puedes escapar más. Es
decir, puedes hacerlo, pero al ser consciente de que sólo es una vía de huida
que no te va a beneficiar en nada, dejas de hacerlo de manera natural. O, al
menos, si decides escapar, lo haces con absoluta libertad. Teniendo claro cuál
es la raíz de tu decisión, que es lo que ignorabas antes.
El Poder que tenemos es el poder de nuestra Libertad. Pero
para ser libres, es necesario ver con claridad desde dónde hacemos lo que
hacemos, decidimos lo que decidimos, elegimos lo que elegimos. Porque si no,
por mucho que creamos que estamos eligiendo libremente, serán nuestras
creencias las que lo estén haciendo y no nosotros. Y sólo comprendiendo de manera profunda las
creencias que tenemos, podemos elegir seguir teniéndolas o no.
La Libertad implica ser libre de cualquier creencia.
Teniendo en cuenta que lo que haces, lo que decides en cada instante, no es
porque tu mente te lo diga, sino porque lo sientes internamente,
independientemente de lo que tu mente te diga. Yo puedo seguir una alimentación
que se ha llamado vegana, no por creencia sino porque mi cuerpo rechace ciertos
tipos de alimentos. Lo que escucho es al cuerpo, no a la mente. Es muy
diferente. Y al cuerpo se le escucha cada ahora. Si mañana mi cuerpo me pide
queso o carne, yo le haré caso aunque «hoy sea vegana».
Pero la
mayoría escucha sus creencias en lugar de a su cuerpo (por muy espirituales que
sean éstas). Y ahí es donde acaba la libertad y empieza la prisión del dogma.
Cada persona es distinta. Y es distinta en cada momento. Lo
que hoy me sirve, mañana puede no hacerlo. Lo que hoy me sienta bien, mañana
quizás me enferme.
En lugar de
escucharnos, escuchamos a los «expertos». Y pasamos a ser dependientes de otras
personas. Y todo porque no confiamos en nosotros mismos. Y así
pretendemos sentirnos «empoderadas» cuando ni siquiera conocemos «nuestra voz
interior». Cuando la estamos confundiendo constantemente con nuestras creencias
y con toda la información que nos hemos metido en vena.
Una cosa es pedir ayuda en un momento dado y otra utilizar
ese recurso constantemente para arrebatarnos el poder y maestría que todos
tenemos.
Si quieres ser libre, lo que necesitas es confiar en ti.
Quedarte contigo, con todas tus emociones, por muy desagradables que sean.
Porque es la única manera de aprender a hacerlo. De dejar de creer que
necesitas a «quién sea» para salir adelante. Para sentirte. Para levantarte.
Para sacarte las castañas del fuego.
A veces, la Vida nos quita todas las ayudas para que no
podamos agarrarnos a nada ni a nadie para así descubrir que no necesitas a nada
ni a nadie para ¡vivir! Y eso no significa que vayas a aislarte de todo el
mundo. Significa que cuando sabes, por experiencia propia, que eres
absolutamente independiente emocionalmente de cualquiera, eliges desde la
Libertad Real. No desde el miedo a quedarte sola. No desde el miedo a «yo no
puedo», «yo no sirvo», «yo no sé», «yo no valgo». Y, evidentemente, te vuelves
mucho más selectiva porque lo que antes elegías por dependencia, por necesidad,
ahora ya no lo eliges. Y eso te quita a muchas personas, relaciones, vías de
escape de todo tipo, de encima.
Todo el mundo quiere
ser libre, pero nadie quiere pasar por la «soledad» que implica descubrir todo
tu poder.
Porque hasta que no sabes estar bien contigo misma, en paz
contigo misma (lo que no significa sentir paz), sostener todas y cada una de
tus emociones, de tus pensamientos oscuros, de tus caídas, no puedes ser libre
de verdad. Porque inconscientemente, en cuanto empiece la incomodidad, llamarás
a quien sea para deshacerte de lo que crees que eres incapaz de sostener. O
escaparás de otra manera. O irás a hacer una terapia que NO necesitas, un
curso, un taller, un retiro, sexo, drogas, fiesta, series, películas,
documentales (incluidos los espirituales), libros, formaciones, redes sociales
etc. Hay mucha oferta para escapar de ti. Espiritualidad incluida… Este blog,
mis libros, mis escritos, incluidos también.
Llega un momento (si llega…) en el que asumes que la Vida es
así. Tan dulce como amarga. Y que por mucho que la «conozcas», no te librarás
de sentirla. De Sentirte.
El autoconocimiento sirve para ver qué es lo que a ti te
sienta bien o mal. Y es algo a ver en cada momento. Y sólo tú puedes hacerlo,
no ningún experto por muy experto que sea.
Sirve para cuidarte. Para decir NO a lo que te desequilibra
y SÍ a lo que te equilibra. Pero cuidarse no es garantía para no volver a
sufrir. Para no enfermar. Para no desequilibrarte. Para no sentir dolor nunca
jamás. Ni tristeza. Ni rechazo. Ni impotencia. Ni rabia. Ni frustración.
¡Olvídate de la zanahoria de la Iluminación y de la perfección
donde la incomodidad y lo desagradable desaparece por siempre jamás! ¡Eso NO es
real!
Esa creencia es la que te hace sufrir más y te arrebata la verdadera
libertad de vivir la vida tal y como es en cada instante. Sea placentera o
dolorosa. Y te lo digo por experiencia. Porque sé la diferencia entre un estado
y el otro. Entre buscar la zanahoria (lo cual también fue perfecto) y asumir la
Realidad de las dos caras de la moneda de la Vida.
No podemos retirarnos de la Vida porque la vida es allá y
acá. Arriba y abajo. Dentro y fuera. En el Cielo y en la Tierra. En la Luz y en
la Oscuridad. En la salud y en la enfermedad.
Lo es todo. Y es muy lícito tanto estar eufórico como
jodido. Tanto escapar como quedarse. La diferencia es que escapar te lleva a
sufrir más y a ser prisionera de tu miedo a sentir. Y quedarte te lleva a
sentir la intensidad absoluta de la vida, de ti, y a ser libre de ella por no
temerla.
La Espiritualidad no es más que un camino más que puedes
usar:
- O para escapar de la Vida.
- O para llegar a descubrir que Espiritual
es Todo, que tanto la luz como la oscuridad son Sagradas y Divinas y que no puedes (ni necesitas ya)
escapar de ellas.
Y se suele empezar por el 1 y, con «suerte», acabar en el 2.
https://lhatidos.wordpress.com/2025/08/17/no-podemos-retirarnos-de-la-vida/
No hay comentarios:
Publicar un comentario