© VIENE LA NAVIDAD… Y TODO SIGUE IGUAL
Siento pena y tristeza al constatar la desaparición de aquel
espíritu navideño sencillo, lleno de ilusión auténtica y asombro por lo
extraordinario.
Un tiempo de paz y alegría, de verdadera comunión, de calor
al borde del fuego, sin grandes dispendios pero lleno de hechizo.
Seguimos haciendo prácticamente lo mismo pero un poco por inercia, porque toca y con el trasfondo de un mundo amenazador y desapacible que, a marchas forzadas, lo enturbia todo.
Aplicamos aquello de “quien canta su mal espanta” para sustraernos de la cruda realidad, pero estamos embotados y vivimos desencantados.