NUESTRA ANTENA ETÉRICA
Con nuestros ojos y oídos percibimos tan solo una pequeña porción de nuestro universo. Las frecuencias de luz y sonido que nuestros circuitos biológicos perciben y procesan constituyen una fracción. Y cuando tú agregas espacio a esa ecuación es infinitesimalmente pequeña. Se comprendió que el instrumento humano (el ser humano) tuviera sus limitaciones, pero como todas las cosas que son diseñadas por nuestro Creador, hay factores compensatorios, los cuales en este caso es el sistema emocional humano.
Nuestras emociones son lo que nos conecta al universo más amplio y a las energias que son irradiadas desde la Primera Fuente. Cuando uno vive una vida centrada en el amor, practicando Las seis virtudes del corazón en lo mejor de sus capacidades en los últimos rincones de sus vidas, ellos despliegan alrededor de ellos mismos una antena.
Esta antena es etérica. En otras palabras, ésta existe en un estado de energía que nuestros ojos y oídos no pueden detectar. Y está diseñada como un instrumento delicadamente afinado que recibe y transmite las radiaciones de las frecuencias más elevadas desde la Primera Fuente.