VERDADES ASOMBROSAS SOBRE LA VIDA
Por extraño que parezca, la verdadera humildad no nos empequeñece, sino que nos expande. Es
en el momento en que comprendemos cuán diminutos somos frente a la inmensidad
del universo, cuando se activa una transformación interior profunda.
Al dejar
de ser el centro de nuestras propias historias, el ego retrocede silenciosamente, como una sombra que se disuelve
con la luz del entendimiento. En su lugar, emerge una claridad serena que nos
permite ver más allá de nuestro pequeño mundo mental.
Ser humilde no significa infravalorarse, sino reconocer que somos una parte del todo, no el todo en sí. Desde esta perspectiva, ya no competimos ni comparamos; colaboramos, comprendemos y honramos el viaje de todos los seres.