¡FURIA CONTRA LA MÁQUINA!
Se acabaron las vacaciones. Nos hemos lavado los últimos granos de arena de los pies, hemos vaciado los vasos y nuestros cuerpos han descansado. Pero la mente nunca se ha detenido del todo. Al contrario, ha observado, asimilado, digerido y madurado. Y hoy, las pilas están cargadas, la energía ha regresado, brutal, lúcida y decidida. Este mundo se tambalea al borde de un cambio histórico, y ya no es momento de contemplar. Es hora de hablar. De gritar. De golpear donde duele.
He redescubierto una fuerza que creía perdida, una forma de reminiscencia juvenil, despertada por sonidos que no he escuchado en mucho tiempo. Entre ellos, un viejo álbum de "Rage Against the Machine", tan visceral, tan lúcido y tan relevante hoy en día. Les recomiendo que lo pongan de fondo mientras leen este texto. No es una lectura tranquila, no es un manifiesto de salón. Es otra alarma. Una señal. Una advertencia. Porque a partir de ahora, la complacencia ya no es una opción.