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23.6.25

El desconocimiento de las respuestas básicas nos llenan de desasosiego -incluso rabia

© ¿LA VIDA ES UN GRAN DON O UNA ESTAFA?     

Según cómo lo miremos puede ser una cosa u otra. Es evidente que el hecho de existir es un gran don, porque de estar a no estar hay una gran diferencia.

Pero dejando de lado esta opción básica, la experiencia vital no deja de ser un planteamiento similar a los gladiadores romanos que estaban sometidos a una lucha constante entre ellos para sobrevivir mientras suponían un espectáculo para quienes podían permitírselo.

El caso es que aterrizamos en este mundo con fecha de caducidad incorporada y sin manual de instrucciones. Disponemos de unas facultades físico-mentales y una conciencia con la que nos podemos dar el visto bueno o no a nuestros actos.

26.8.24

Todo ello un buen fajo de placeres que, de tenerlos tan a mano, pasan desapercibidos

© INVENTARIO DE LOS PLACERES DE LA VIDA 

No cuesta mucho hacer este inventario porque tenemos mucho material al alcance.

En el mundo disponemos de tres elementos básicos: tierra, agua y aire que nos dan servicio y al mismo tiempo placer. Los mismos elementos nos proporcionan lo que necesitamos y un plus de placeres que debemos reconocer.

El agua nos sacia a la vez que nos refresca, nos hidrata y nos relaja (pensemos sino en un buen baño sea en el mar, en la piscina o en cualquier lugar donde el líquido elemento está presente.

El aire es nuestro ingrediente vital. Su inhalación nos mantiene vivos y si practicamos la respiración consciente, nos calma y sosiega.

8.5.24

Gocemos de lo que se nos ofrece y seamos conscientes del gran don que supone

© LA ENERGÍA DIVINA DESPLEGADA

Cuando estás tumbado en la playa a merced del sol radiante, aireado por la brisa marina y con el rumor de fondo de las olas te parece que estás en el paraíso...

De hecho, la divisa de un paraíso -digno de su nombre- es la existencia de dones naturales que nos ofrecen bienestar y salud sin ningún artificio que interfiera.

El principal, el aire que absorbemos de forma espontánea y que nos mantiene vivos, es quizás el don más trascendente, al nivel del agua que es su pareja natural.

He aquí lo simple y extraordinario que es nuestro “mantenimiento” vital básico e insoslayable: sol, aire y agua, la tríada de elementos que tenemos al alcance para nuestra vida.