18.7.25

Mientras haya voces libres para denunciar, habrá esperanza para una expresión justa

ENTREVISTA A PHILIPPE BROQUÈRE   

AUTOR DE AUTOPSIA DE UNA MENTIRA OCCIDENTAL

1. Su libro desmiente la narrativa oficial sobre Irán. ¿En qué momento la crítica se vuelve lúcida, en lugar de simplemente invertida?

Philippe Broquère: La lucidez comienza donde termina la reacción emocional y surge la preocupación por la realidad. No se trata de sustituir una narrativa ideológica por otra, sino de oponer lemas a la inflexibilidad de los hechos. La verdad no necesita bandera: se yergue alta, desnuda, en la claridad de los hechos, lejos de lemas, lejos de bandos. Durante décadas, Irán no ha invadido a sus vecinos ni ha lanzado una guerra de agresión. No ha enviado a sus ejércitos a sembrar la muerte a miles de kilómetros de distancia, ni ha destruido capitales extranjeras con el pretexto de la seguridad. Esto no es ingenuidad; es una observación.

Por el contrario, Estados Unidos y sus compinches —en primer lugar, Israel— han alimentado metódicamente la inestabilidad global, armado grupos fanáticos, bombardeado hospitales y arrasado ciudades. Lo que hago en este libro no es «tomar partido», sino devolver la realidad a su textura cruda. No estoy construyendo un contramito: estoy demoliendo una ficción.

2. Criticar a Occidente sin caer en la ingenuidad proiraní o prorrusa: ¿misión imposible?

Es precisamente esta trampa binaria la que rechazo. No es porque desmantele los mecanismos de la propaganda occidental que santifico a Teherán o Moscú. Pero debemos dejar de manipular la disidencia interna dentro de los estados para justificar su aislamiento o destrucción. Las luchas del pueblo iraní pertenecen al pueblo iraní. No deben servir de pretexto para sanciones asesinas decididas en los silenciosos salones de Bruselas o Washington. El verdadero escándalo es esta pretensión de juzgar, intervenir, castigar, incluso cuando quienes predican son incapaces de limpiar su propia casa. No, ni Rusia ni Irán son democracias ideales. Pero caricaturizarlos como amenazas existenciales, cuando son nuestros propios líderes quienes saquean, censuran, violan y desintegran nuestras sociedades, es moralmente patológico. Rechazar las mentiras de un imperio no significa venerar a quienes demoniza; eso se llama pensar libremente.

3. Describes un «teatro trágico» montado por Washington y Tel Aviv. ¿Pero no es esa una interpretación parcial?

¿Parcial? No. Solo estoy abriendo el telón. ¿Quién arma a los grupos más fanáticos? ¿Quién convirtió a los presos de prisiones secretas en agentes del caos? ¿Quién destruyó Libia, desmembró Irak y asfixió a Siria? El discurso occidental es un juego de manos. Mientras caen las bombas, nos hablan de una «transición democrática». Mientras la gente muere, nos venden la idea de una «misión humanitaria». La OTAN es hoy una empresa bélica de normalización. Ya no es un escudo: es la espada. Es una espada blandida por manos temblorosas de orgullo y obsesión imperial. Y frente a este mecanismo, países como Irán y Rusia, aunque muy imperfectos, aparecen más como resistencia a la violenta estandarización del mundo que como sus amenazas.

4. ¿Cuál es el propósito estratégico de esta puesta en escena antiiraní? ¿Miedo real o gestión de la percepción?

El miedo a Irán es una ficción rentable. Lo que tememos no es un ataque iraní —que nunca ocurrió—, sino una insubordinación duradera. Un país que no cede, que rechaza el orden unipolar, se vuelve inmediatamente "peligroso". Esta narrativa alimenta una industria: la de la guerra, la inteligencia y la vigilancia. Y en la sombra, los intereses financieros se nutren de ella. Irán es útil porque justifica presupuestos militares desproporcionados, permite que ciertos estados se conviertan en víctimas estratégicas (pienso en Israel) y distrae de una Europa, y de Occidente en general, en plena descomposición política. Detrás de cada bomba lanzada, de cada sanción impuesta, no hay moral ni justicia, solo el pánico de un imperio que sabe que su reinado ha llegado a su fin. La demonización no es un accidente; es una estrategia.

5. A menudo citas fuentes marginales. ¿Por qué no confiar en los medios de comunicación tradicionales?

¿Son mis fuentes marginales? Voces como las de periodistas de renombre como Vernochet, Izambert o geopolíticos como Claude Janvier son hoy mucho más valiosas que todas las columnas editoriales de Le Monde o France Info juntas. Además, me parece que, en medio del bullicio de los loros mediáticos, Geopolintel investiga donde otros se postran. Y sobre todo, porque los medios de comunicación "establecidos" ya no son instrumentos de información, sino órganos de persuasión. Ya no informan, orquestan. Subvencionados, respaldados por grupos industriales o bancarios, no tienen ni la independencia ni la voluntad de desafiar el orden establecido. Prefiero periodistas de campo, investigadores disidentes, documentos en bruto, informes desclasificados. Lo que busco no es la comodidad del consenso, sino la consistencia de los hechos.

6. Denuncias el lenguaje sin sentido: «huelgas humanitarias», «sanciones a cambio de paz»… ¿Qué se debe hacer?

Debemos desintoxicar el lenguaje. Reconstruirlo. Vivimos en una neolengua militarizada donde las palabras se vuelven contra su propio significado. La guerra se convierte en paz. El bombardeo de poblaciones civiles en cirugía. El robo en ayuda... Debemos volver a la radicalidad de la realidad porque un misil mata, una sanción priva de alimento y una ocupación destruye. Debemos rechazar la composición léxica que sirve para anestesiar la opinión. Debemos devolver a las palabras su capacidad de denuncia, claridad y ruptura. Porque las palabras siempre preceden a las acciones y a veces las cubren de silencio. No hay lugar para la indiferencia en el mundo geopolítico. Debemos deconstruir las mentiras, exponer los hechos crudos y devolver a las palabras su verdadero peso, antes de que se conviertan en armas contra la verdad.

7. ¿Occidente realmente teme a Irán o fabrica su miedo para gobernar mejor?

Occidente no teme a Irán. Teme el desorden que no puede controlar. Irán es un pretexto, un espejo en el que proyectamos nuestros propios miedos, como el miedo a la pérdida de influencia, el miedo a un mundo multipolar y el fin de la comodidad imperial. El miedo aquí es una herramienta de domesticación. Nos permite censurar, restringir y reprimir. Creamos monstruos para justificar políticas que no tienen nada que ver con la seguridad, sino con el control de mentes, flujos y recursos. Este miedo no es instintivo ni se basa en una amenaza real. Más bien, surge de la manipulación mediática, de la ansiedad de Occidente ante el auge de un despertar popular que escapa a su control.

8. Arabia Saudita, Turquía, Israel: ¿meros peones o coautores de la narrativa antiiraní?

Son actores secundarios en el caos globalista, donde cada uno desempeña su papel, pero la partitura se escribe en Washington. Son los coguionistas de la historia, a veces incluso los directores. Israel necesita un enemigo permanente para legitimar su estado de excepción. Arabia Saudita exporta fundamentalismo mientras finge combatirlo. Turquía, por su parte, maneja el doble discurso con virtuosismo. Estos regímenes han forjado una alianza tácita con Occidente: si nos dejas gobernar, te entregamos al enemigo útil. Es una danza morbosa donde todos fingen estar asediados mientras bombardean.

9. Su tono es agudo y militante. ¿No contradice esto su exigencia de un análisis riguroso?

Este sería el caso si la indignación excluyera la precisión. Pero a menudo ocurre lo contrario. El tono no es un obstáculo para el rigor; a veces es su extensión natural. Lo que rechazo es la neutralidad blanda, esa postura cómoda de "no tomar partido" cuando uno sabe. La neutralidad ante las mentiras no es una virtud, sino una cobardía disfrazada de cortesía académica. Soy un hombre libre, sin afiliación. Ni periodista colegiado ni investigador contratado. Hablo como ciudadano que aún reivindica su humanidad. Con hechos, pero también con la voz de quienes están hartos de ser engañados, saqueados y explotados en nombre de una verdad vacía. Mi tono es directo, porque las mentiras son brutales.

10. ¿Quién está creando el caos, si no Irán?

Quienes siembran el caos son quienes han transformado la guerra en negocio, la diplomacia en provocación, la paz en un argumento de mercado. Quienes bombardean en nombre de la paz, se arman en nombre de los derechos humanos y matan... en nombre del orden. Irán no destruyó Kabul, Bagdad ni Trípoli. No orquestó un golpe de Estado en Latinoamérica ni asesinó a científicos en suelo europeo. Son nuestros aliados, nuestros gobiernos, nuestras industrias de defensa, quienes estructuran la guerra moderna. El caos es su arma. El orden es su fábula. Y nosotros, los pueblos de Occidente, somos sus cómplices silenciosos... o sus testigos furiosos.

11. ¿Por qué decidieron confiar en las publicaciones de Geopolintel, en lugar de en los llamados medios "reconocidos"?

Porque Geopolintel hace lo que otros ya no hacen: investigar, cruzar referencias, nombrar y obtener información importante. Los temas se abordan a fondo, las fuentes son verificables y los informes suelen ser tan rigurosos que los grandes medios de comunicación los han sacrificado hace tiempo en el altar de la política editorial. Su trabajo sobre los "7 sacrificados por las mentiras" fue una auténtica mina de oro para mí, una base preciosa para construir el marco documental de mi libro. Pero más allá de este informe, toda su investigación constituye un tesoro para cualquiera que desee comprender, no pasar por alto, este mundo atrapado en la fiebre de la arrogancia y las mentiras sistémicas. 

Durante años, he librado una batalla de luz contra la oscuridad de la hipnosis colectiva gracias a mi "Blog del Despierto". La oscuridad tejida, día tras día, por los medios subvencionados, al servicio de una narrativa tóxica. ¿Mi esperanza? Que todos finalmente abramos los ojos, que dejemos de morir y de hacer guerras para alimentar la codicia insaciable de quienes gobiernan sin pagar jamás el precio de sus decisiones. Este libro es, por tanto, una advertencia contra la hipnosis colectiva. No una lección, sino una alerta. Ni una súplica por Moscú ni un panegírico por Teherán: un acto de restitución. Restaurando los hechos, los equilibrios traicionados, las voces acalladas por el estruendo mediático. Soy un autor independiente y autopublicado, porque las editoriales ahora participan en la mentira colectiva. Es la última brecha por donde puede infiltrarse la libertad de expresión. Por supuesto, decir la verdad tiene un precio. Pero el silencio cuesta mucho más: corroe, corrompe, mata. Libérate de la ilusión mediática y descubre la verdad incómoda. Este libro no es una opción, es una advertencia, e ignorar esta alerta es condonar las mentiras y la guerra. Por fin, atrévete a ver y actúa en consecuencia.

En conclusión, diría que en un mundo donde las mentiras se disfrazan de verdades oficiales y donde reinan la propaganda, la mentira, la corrupción y la manipulación, restablecer la verdad a través de los hechos se ha convertido en un acto de resistencia. Mi trabajo no tiene otra ambición que romper este monopolio narrativo tóxico que criminaliza la verdad y santifica la agresión. Irán, como otras naciones soberanas, está pagando el precio de su independencia ante un imperio en decadencia. Pero mientras haya voces libres para denunciar las cosas, habrá esperanza para una expresión justa y un mundo menos cínico.

Phil BROQ.

Página del autor: https://www.thebookedition.com/fr/34715_philippe-broquere

Enlace libro:https://www.thebookedition.com/fr/autopsia-de-un-hombre-occidental-p-419709.html

https://jevousauraisprevenu.blogspot.com/2025/07/entretien-avec-philippe-broquere-propos.html

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