1.3.19

¿Quedan entonces personas de bien, héroes capaces de enfrentar al dragón?

ESTADO E INVIDIVUALIDAD                                                        
El estado es, ideológicamente hablando, un grupo de individuos mancomunados bajo un mismo orden legal, jurídico y ejecutivo. En los regímenes extremistas, la voluntad del estado se coloca por encima de la del individuo, que juega un rol pasivo y normalmente temeroso. En los regímenes llamados liberales se supone que el individuo se expresa a través de sus representantes, de la prensa y manifestándose libremente. Sin embargo, la realidad es que los gobiernos liberales han desarrollado sistemas de control y manipulación muy sofisticados que reducen o anulan la voluntad personal.
Tal como expresamos en nuestro artículo  EL OSCURO MUNDO DE LA IDENTIDAD mediante la identificación y análisis de las costumbres y expresiones de los pobladores y su clasificación en bases de datos, los gobiernos logran establecer estrategias para manipular sus voluntades, hasta reducirlas a la propia conveniencia de unos pocos.
En tal sentido, la verdadera libertad y autodeterminación estaría reducida a pequeños grupos que vivan en estado salvaje, quienes, sin embargo, son vulnerables, de todas maneras, a las decisiones de los gobiernos.
¿Cómo entonces, podemos apelar a la decisión individual para transformar, de ser necesario, una nación, según parámetros diferentes a los establecidos por los centros de poder oligárquicos?

Los intentos realizados en el pasado han demostrado que, aun siendo sangrientos, no modifican nada.
Tal fue el caso de la revolución francesa, la rusa y tantos otros que marcaron a sangre y fuego la historia de la humanidad.
El sistema es tan eficiente que utiliza a los propios individuos para vigilar y evitar que las cosas cambien.
Pero ¿qué cosa es el sistema que contradice los intereses de la masa que dice representar?
Pues, es una estructura o institución, aparentemente inexistente, invisible u oculta que mueve los hilos de la sociedad a través de las organizaciones financieras.
Cualquier cosa que necesite ser puesta para liderar, desde un presidente, hasta un cantante, requiere de una fuerte inversión de capital que proviene, justamente, desde ese centro de poder, que, paradójicamente se alimenta del trabajo de una parte de la población a la que, en retribución, hambrea y reprime.
El trabajador actual recibe migajas de su producción, ya que la plusvalía va para alimentar a:
  • Grupos de poder que ostentan riquezas excesivas.
  • Estados y sus funcionarios
  • Fuerzas armadas y de seguridad
  • Seguros de salud
  • Población improductiva que vive de la ayuda social
Sin embargo, ninguno, en verdad, es la institución oculta que gobierna, incluso a ellos.
Según las investigaciones de David Ike y Zacharías Sitchin, apoyadas por el mundo conspiranoico de las redes sociales y algunas declaraciones aisladas de personajes del universo político, este gobierno oculto está ejercido por extraterrestres asociados a grupos humanos que los sirven desde tiempos pre-bíblicos.
Muchos de los que han pasado temporalmente por las elites de poder de algún país, saben que personajes importantes han sido contactados y pactado con alienígenas, aunque esto le resulte descabellado a los incrédulos.
Otros asocian a estos personajes con dioses, demonios, etc. lo que, en el fondo, no cambia nada.
Sin embargo, esta forma de pensar nos ha llevado a una postura de brazos caídos, toda vez que nos sentimos insignificantes al lado de los “poderes” que podrían tener estos dioses o capitanes de naves galácticas.
Surgen del bosque de la ignorancia los autodenominados “lobos”, personajes “despiertos” que agreden a los “borregos” o “pasues”. Seguidores de escritores trasnochados cultores del neo-nazismo que vienen a salvar la tierra a través de una estrategia individual que consiste en comprender y utilizar las runas noológicas y… aquí termino porque, amigos, no podemos seguir alimentando con insensateces nuestros frágiles cerebros.
Lamentablemente, un cambio verdadero no sobrevendrá trayendo del pasado alguna gesta inconclusa. Y si hemos de revivir alguna, sería mejor que fuera la de los Caballeros de la Tabla Redonda y no la del Tercer Reich.
La gesta típica del hombre valeroso ha sido enfrentarse al dragón. Esto es: vencer a algo que parece invencible, algo de tremendo poder destructivo, piel casi invulnerable y que, además, se desenvuelve hábilmente tanto en la tierra, como en el agua, como en el cielo, es decir que domina sobre los elementos.
Los caballeros del Rey Arturo luchaban por el establecimiento de un reino donde imperara la justicia… la justicia es, tal vez, el más importante de todos los poderes del estado, aunque por costumbre creemos que lo es el ejecutivo.
En tiempos pasados, las grandes edificaciones de los ¨dioses¨ se desmoronaron por causas desconocidas… desaparecieron las grandes ciudades sumerias, Egipto, los estados griegos y hasta Roma.
Nadie contó ni va a contar nunca cómo sucedió. Porque la historia la cuenta, no los vencedores, sino la elite.
El hombre mediocre no será el que produzca el cambio. Y éste no vendrá tampoco de una organización de los grupos de poder.
A los capitanes de naves galácticas, dioses y mesías poco debemos importarles, ya que la humanidad ha estado sometida a abusos desde que tenemos memoria. Si no ayudaron hace trescientos mil años, ¿por qué habrían de hacerlo ahora?
¿Existe realmente un salto en la línea de tiempo producida por el pasaje del sistema solar por el ecuador galáctico? ¿Serán las radiaciones solares las que hagan mutar nuestros cerebros para expandir nuestra percepción y consciencia a dimensiones mejores?
Si dependiera de ello, la fuente de la vida no nos hubiera dotado de voluntad e intención, no hubiera establecido leyes universales donde las partículas de energía se modifican mutuamente aun cuando están a distancias siderales una de otra.
Nosotros tenemos el poder de producir la mutación de toda la galaxia, si tomamos consciencia de ello. Claro que no van a hacerlo aquellos que han dejado que sus vidas dependan de una limosna del gobierno. Ni los corruptos, ni los acomodados, ni los delincuentes.
¿Quedan entonces personas de bien, héroes capaces de enfrentar al dragón?
Eso es lo que debemos averiguar…

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