24.4.20

Terminemos la cuarentena. Comencemos a vivir otra vez. Abramos los negocios

SOBRE EL CONFINAMIENTO (3 textos)                       

A VER, VOSOTROS QUE HABÉIS ESTUDIADO:
¿Se dice «confinamiento» o «ARRESTO DOMICILIARIO»?
En su acepción 4ª el diccionario de la RAE define “arresto” como la “PRIVACIÓN DE LIBERTAD por un tiempo breve, como corrección o PENA”. Lo cual encajaría hoy en día a la perfección con el estilo general de vida de los españoles… si no fuera porque en el fondo NO existe violación ninguna de Código Penal que justifique nuestra RECLUSIÓN.
Reflexionando un poquito tan solo sobre este asunto tan turbio del “coñafinamiento”, he llegado a la conclusión de que nuestro castellano posee otros sinónimos  infinitamente más apropiados para describir la coyuntura pero, ¡ah, se siente! mucho menos recomendables  (políticamente hablando, se entiende).
Así de entrada, de “confinamiento”, el diccionario de la RAE aclara:
- Acción y efecto de confinar.
- En Derecho: Pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio.
- Recluir algo o a alguien dentro de límites.
- Encerrar o poner en reclusión.
- Encierro o prisión voluntaria o forzada (a cuenta de algún delito cometido, lógicamente)
Dicho esto, parece que nos quedamos a un pelo tan solo de equiparar la medida de  limitación de libertad susodicha (“confinamiento”) como el perfecto ATROPELLO a nuestros derechos fundamentales que a simple vista asemeja (con independencia de la excusa que para ello se nos imponga), y que a la postre bien podría compararse con un sucedáneo de ARRESTO DOMICILIARIO con tintes claros de ENCIERRO -o, hasta exagerando, como de prisión-, ya sea voluntario (por mera  obediencia al estado o por pura ignorancia) o forzado (a base de coacciones, de  chantajes emocionales y de multas).

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EL ESTADO DE ALARMA NO DEBE PRORROGARSE
El estado de alarma debe terminar, mejor hoy que mañana. Los niños deben poder salir. Los jóvenes, adultos y ancianos también si así lo consideran desde su libertad informada, aunque las recomendaciones sean que los mayores y los colectivos de riesgo se queden en casa por precaución.

Los colegios y guarderías deben volver a abrirse. El pánico debe terminar. Precauciones, las que se considere necesarias, pero hay que evitar la situación de corralito sanitario y pánico que ha matado a mucha gente, no sé si me atrevería a decir que más que el propio virus. Los protocolos inhumanos deben terminar. Nadie debe dar y obedecer órdenes injustas y que atenten contra los derechos y libertades. Hay que luchar por nuestros ancianos. Los centros de salud de los barrios deben abrir inmediatamente porque son el filtro para no acabar en urgencias en un hospital sumido en el caos.
Mi vecina del barrio, cuya hermana ha fallecido, me ha dicho entre lágrimas que a su hermana no la vio ningún médico de cabecera, que fueron al centro de salud cuando se empezó a encontrar mal pero estaban cerrados y nadie la atendió. Y así pasaron los días (no sé cuántos) hasta que se la llevó una ambulancia al hospital y de ahí no salió. Nunca sabremos qué hubiese pasado si la hubiese visto un médico antes de llegar a ese punto de no retorno, pero la situación de pánico que se ha vivido aquí puede que haya propiciado este tipo de situaciones. No hay derecho. Estamos y estaremos en duelo mucho tiempo por toda esa generación que se nos ha ido y nos ha dejado huérfanos.

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LA LOCURA DEL CONFINAMIENTO
Retornemos a la cordura ahora: Terminemos con la cuarentena mundial
Si estamos en medio de una epidemia, ¿por qué todos los hospitales están vacíos?
El confinamiento es traición, un plan deliberado para destruir la libertad e instituir un Estado policiaco dirigido por tiranos médicos en quienes usted no puede confiar. Las histéricas afirmaciones de una epidemia contrastadas con hospitales vacíos alrededor del mundo demuestran esto.
Terminemos la cuarentena. Comencemos a vivir otra vez. Abramos los negocios. Sí, hay una epidemia de gripe. Todos parecen tener una enfermedad de bajo grado que muy definitivamente no es una amenaza para la vida.
Los líderes que han impuesto este truco enfermo sobre el mundo deberían ser todos expulsados de la ciudad, si no de esta vida.
No conozco a nadie que esté realmente enfermo, ni tampoco ninguno de mis amigos. ¿Conoce usted a alguien que esté enfermo? ¿Conoce usted a alguien que haya muerto de esta supuesta plaga que parece mucho menos temible que cualquiera de una docena de diseñadas pandemias intentadas por el gobierno en el pasado reciente? Si es que alguno, ¿cuántos? Su respuesta es "no muchos". Ciertamente no los suficientes para justificar el encierro total del mundo.
Los medios de comunicación constantemente agitan el temor publicando un número de víctimas que no es apoyado por los hechos. A los hospitales les están dando grandes sobresueldos para que declaren que la gente está siendo tratada por el COVID-19 y conecten a la gente a peligrosos ventiladores.

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