27.4.22

Seguro que debe haber alguna rendija por la que derribarlo o, al menos, desactivarlo

 © CALMA SOSPECHOSA… ¿O PREMONITORIA? 

Fuera mascarillas, buen tiempo, playas llenas, animados bailes… qué delicia si fuera algo duradero. ¿Para cuándo la próxima acometida? ¿De qué magnitud será?

No podemos engañarnos suponiendo que hablar así es “llamar al mal tiempo”, que es como proyectar una realidad que se tenga que auto-cumplir

Lo que sí es cierto es que, si no levantamos la voz, el batacazo nos cogerá bien confiados y tendremos menos margen de reacción.

No se trata de ir angustiados. Nos conviene “reconstituirnos” disfrutando de lo que nos plazca confiando en que sabremos y podremos deshacernos de las trampas que nos planteen.

El conflicto bélico que hay en marcha y todas las circunstancias colaterales que presionan por todas partes, suponen el caldo de cultivo idóneo para que las cosas se vayan enredando de forma que favorezcan los planes de la élite que así podrá irlos deslizando sin demasiada atención ni oposición.

¿Y cuáles son esos famosos planes de la élite? Recordémoslos una vez más: El control total de la gente de la calle a través del dinero y el acoso sanitario con el corolario de una despoblación general...

¿Es hora de dar el partido por perdido?

¿Hay verdaderas opciones de salir adelante?

¿Sabríamos encontrar el punto débil -el talón de Aquiles- del Sistema?

Seguro que debe haber más de una rendija por la que derribarlo o, al menos, desactivarlo. Algún tipo de “hackeamiento técnico” que sabotee los puntos vitales de control.

Para la minoría consciente, las alternativas activas son excluirse del sistema e ir montando otros esquemas de vida asumiendo las renuncias y la marginación que esto comportará.

La resistencia pasiva que se ha ejercido hasta ahora no tendrá razón de ser porque en esta etapa que se avecina no cabrán las medias tintas. Esto puede producirnos tentaciones de “largarnos” de una vez de esta realidad alienada.

¿Podremos resistirnos?

Lo que sí parece preciso es que hay que tener izada la bandera de la dignidad y el amor cueste lo que cueste.

La pregunta es si seremos capaces y la duda es si tal cosa es necesaria.

Por mucho que nos pese, quizás lo que hace falta es que todo se derrumbe para dejar sitio a un nuevo estilo de vida... aunque no lo podamos ver.

Si alguien tiene alguna propuesta práctica que me lo haga saber. Le estaré muy agradecido.


VIVA LA VIDA

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Joan Martí – elcamidelavida@gamil.com

27 abril 2022

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