15.6.21

Nos temían y respetaban como dioses y sin que lo fuéramos, éramos sus creadores

 PROMETEO Y EL ARMAGEDON                                   

Para que entiendas por qué nos odian…

Fue cuando entramos por la cuarta puerta que encontramos flotando en el licuoso espacio a una piedra inmensa, casi esférica, aplastada por los lados, con un centro ígneo aún vivo.

Alineamos nuestras naves y pusimos proa al nuevo descubrimiento, esperando que las pruebas que íbamos a realizarle resultaran positivas.

Luego de años de pruebas, el modulo analizador nos trajo todos los resultados. El objeto era apto para una siembra completa de vida.

Lo primero fue bajar agua del espacio cósmico y retenerla en la superficie de la roca con un sistema de emisión de vibraciones electromagnéticas que impedirían que todo el trabajo a realizar se esparciera por el cosmos.

Nuestros aliados de alfa draconis, a partir de allí, prepararon diversos terrenos de experimentación y sembraron diferentes especies de vegetales que compactarían el terreno y proveerían a la atmosfera de los gases necesarios para la vida.

Esta tarea tomo mucho esfuerzo y tiempo y le costó la vida a muchos de nosotros.

Luego vino nuestro trabajo de crear, en base a clones guardados en nuestros almacenes criogénicos, las especies animales que complementarían la vida en el planeta.

Hicimos muchas pruebas, en base a nuestras propias especies nativas, eliminando a aquellas que no se adaptaban o resultaban contraproducentes al plan original.

Algunas especies resultaron de singular capacidad de adaptación por lo que fueron tomadas como base para la diversificación posterior.

Estas especies fueron, esencialmente, las reptiles.

Se tomó de ellas la forma de reproducción, por resultar de fácil control, para protegerlas o destruirlas según fuera la necesidad del momento.

Luego de muchas pruebas y fracasos, la fauna y flora quedaron más o menos estables y estuvimos listos para el próximo paso: nuestra mudanza a aquel paraíso.

Todo estaba en perfecto equilibrio. Las aguas y las tierras. Las plantas, árboles y animales. Todo en una perfecta armonía de belleza y paz.

Ahora se trataba de construir nuestras casas, que debían ser magnificas y no afectar el medio ambiente.

Nuestros guerreros, ahora inútiles pues ya todas las guerras habían quedado atrás, se ocuparían de las construcciones.

Decidimos crear cuatro reinos, para cada uno de los reyes viajeros. Estos fueron llamados los Reinos del Norte, Sur, Este y Oeste.

No íbamos a arruinar este paraíso con guerras y fue por eso que los reinos fueron planificados para estar distantes.

Para mantener la vida vegetal se nombraron capitanes de los vientos, las mareas, las plantas, los árboles, etc. Toda una legión de seres sutiles que se movían silenciosamente entre los elementos de nuestra creación.

Sin embargo, la construcción no resultó tan sencilla como creíamos, a pesar de todos nuestros recursos técnicos.

La materia era especialmente dificultosa de manipular y oponía mucha resistencia, por lo cual nuestros trabajadores comenzaron a dar muestras de cansancio y hostilidad.

Así fue que en el Congreso de la Alianza se decidió crear un animal capaz de hacer esos trabajos.

Los reyes celestiales dieron su aprobación y nuestros científicos, la mayoría de ellos femeninos, comenzaron la ardua tarea de seleccionar al animal que sería objeto de modificaciones hasta adaptarlo a nuestras necesidades de construcción.

Según como habíamos acordado, el espécimen sería extinguido al finalizar las tareas.

Un ejemplar similar al velocirraptor fue tomado en cuenta porque ya había sido utilizado como base para otras especies, especialmente las aves, demostrando una gran capacidad de transformación.

Fue sometido a diversas clonaciones hasta que conseguimos un animal bípedo de gran fuerza y resistencia, hibrido, el cual sería producido en nuestros laboratorios hasta que ya no necesitáramos de ellos.

La cuestión ahora sería si su capacidad mental le permitiría realizar dichas tareas, por lo cual se decidió colocarle alguna capacidad extra como precaución para el futuro.

Nosotros, en nuestro medio, no necesitábamos de un sistema de reproducción, ya que teníamos la tecnología para desarrollar clones de nosotros mismos y transferirles nuestras almas cuando ya nuestro cuerpo físico estuviera desgastado, lo cual tomaba milenios en suceder, o en el caso de que por alguna circunstancia hubiéramos sido heridos de muerte. En tales situaciones la transferencia del alma se volvía más dificultosa y a veces tomaba años para recuperarla. Aun así conservábamos nuestra sexualidad como parte de nuestro disfrute cotidiano, siendo los machos un poco más grandes que las hembras y más aficionados a la guerra y los deportes que ellas, inclinadas a las tareas intelectuales.

De tal manera que pensamos que nuestros trabajadores podían ser clonados fácilmente, ya que no había alma para transferir.

Ellos fueron llamados “lumanos”.

En poco tiempo notamos que había que hacer ajustes. Morían en masa durante los trabajos, debido a su torpeza y esto implicaba mucho trabajo en nuestros laboratorios.

Resolvimos el problema del laboratorio produciéndolos en dos sexos y que su reproducción fuera por fecundación como en los antiguos tiempos de nuestra propia civilización.

Añadimos funcionalidad a algunas líneas de su ADN para que desarrollaran un cerebro básico capaz de resolver situaciones sencillas relacionadas con los trabajos.

Así nació “El Humano”. Hicimos una gran fiesta para festejar el invento, mientras ellos mismos parecían bailar al son de nuestros instrumentos, allá abajo, en sus cuadras.

Para poder controlarlos mejor, los desarrollamos mucho más pequeños que nosotros, de manera que uno de nuestros guardias podía ser dos o tres veces su tamaño.

Y así continuaron con los trabajos: los palacios y las carreteras fueron construidos. Muchos de ellos murieron de agotamiento, otros huyeron hacia los bosques, pero el mayor desastre lo provocaron nuestros propios guardias al cruzarse con las mujeres humanas.

Ellos nos temían y respetaban como dioses y jamás les dijimos que no lo éramos, pues habíamos sido sus creadores y era justo que nos tomaran como seres superiores. Pero es posible que el hecho de que nuestros vigilantes y nosotros mismos tomáramos a sus mujeres, disminuyera su respeto hacia nosotros. Y fue por razones como esas que algunos decidieron huir y hasta nos odiaban e intentaban matarnos si les era posible.

Pronto los hijos mestizos de humanos y vigilantes fueron multitud y como de nada nos servían y eran una afrenta para la pureza de nuestras sangres, los incitamos a pelear contra los humanos que, a partir de entonces y gracias a nuestras estrategias, los odiaron hasta el punto de exterminarlos. Sin embargo, ya la sangre real había llegado a ellos y muchos cambios fueron produciéndose.

Aquellos vigilantes que habían roto nuestra ley, al tiempo que reclamaban por un trato diferente hacia los humanos, fueron proscriptos y expulsados de nuestras tierras, convirtiéndose así en seres despreciados, hasta por los mismos hombres.

Creo que ese fue el principio de la aparición de rebeldes, seres libertarios que rechazaban nuestra dirección. Pero también influyó la llegada de otros viajeros que venían con ideas e intenciones diferentes para con los humanos. Algo así como de convertirlos en hombres libres.

A esta altura de los acontecimientos nuestro Génesis terrestre estaba establecido en cuatro reinos celestiales y grandes extensiones de tierras silvestres ocupadas por ocultos proscriptos, algunos descendientes de la cruza maldita entre humanos y Nephillim y otros humanos puros.

La llegada de nuevos visitantes pudo ser motivada por la curiosidad, como ellos alegaron, pero seguramente se debió en gran parte a un hecho que ocultamos cuidadosamente de todos nuestros congéneres y por supuesto, de los humanos.

Ya que este experimento era nuevo, ignorábamos algunas cosas, como la memoria recesiva del ADN, lo cual implica que, aun modificado, tiende a regresar a su estado primigenio.

Esto pudo haber producido que los humanos comenzaran a desarrollar su genética, aun cuando la evolución no existe en el planeta, sí existe la adaptación y las cualidades esenciales del ADN que responden a leyes universales que están por encima de nuestra ciencia.

Pero lo que ocultamos fue que no era verdad que insufláramos vida a los clones humanos con parte de nuestra propia energía úlmica. Esto hubiera sido extenuante para nosotros. Lo que realmente hicimos fue emboscar a espíritus increados que vagaban libres por el universo y encapsularlos en envoltorios álmicos, usando su propia energía, la cual paso a alimentar a los sujetos de nuestra creación.

Casi seguramente esto llamó la atención de sus familias estelares que acudieron a su rescate. Muchos de ellos fueron presa de nuestra trampa para espíritus, pero otros lograron escapar. Como fuera, el impulso libertario de los nuevos espíritus encarnados comenzó a formar parte de la humanidad libre, algunos dirigidos por líderes como Lucifer y Prometeo comenzaron una batalla infinita contra nuestro plan.

La paz había terminado en la Tierra y los cuatro reinos celestiales deberían buscar una manera inteligente de sobrevivir.

Los reinos celestiales y sus emperadores fueron establecidos en lo que hoy es Centro América, China, Europa Central y Africa del Norte.

Con el tiempo edificamos la gran capital del comercio y la ciencia en un continente ubicado en el actual Océano Atlántico. Una réplica fue construida en el Mar Mediterráneo, muchos años después. Ambas fueron bautizadas como Atlántida.

Mientras, la mayoría de los humanos vivían en las cuadras, al pie de nuestras grandes ciudades, sirviendo en la construcción de los grandes imperios que hoy conocéis como el Maya, Inca, Egipcio, Chino y Romano (edificado más tarde como adalid de nuestra cultura), otros se aventuraron en grupos que parecen haber sido favorecidos por aportes genéticos de otras razas estelares, tales como celtas, germanos, nórdicos, nativos americanos, mongoles y en general los hombres libres de todas las tierras.

El humano original fue desapareciendo, superado por las nuevas razas de hombres más avanzados y capaces.

Pronto su desarrollo mental y espiritual nos obligó a la ideación de un plan para lograr el control absoluto de nuestra creación, el plan se llamó: Har-Magedon, Monte Megido, el lugar donde será la batalla final entre el bien y el mal.

En que se basaba este plan. En primer lugar había que quitar del foco de los humanos que nosotros éramos su enemigo. Era necesario que nos reconocieran como lo que somos: sus creadores. Pero para que la figura de la creación fuera más fuerte, el Dios debería ser uno, así que establecimos un plan para la aparición de cultos a un dios único. Sin embargo, para mantener la división entre los hombres, le dimos a ese Dios diferentes nombres y diferentes cultos, e hicimos que pelearan entre sí.

Los humanos leales fueron colocados como gobierno de toda la humanidad, de ellos dependerían los gobernantes visibles, aparentemente elegidos por el pueblo. Nosotros dirigiríamos a todos a través de ellos, para eso establecimos las llamadas “ideologías políticas” y partidos, los cuales, conjugados con las religiones, compondrían el elemento de distracción y la justificación para guerras continuas. Nosotros dirigíamos a todos, de manera que toda guerra era ganada por nosotros y perdida por los humanos.

Al mismo tiempo, fuimos dando forma a varios sistemas de información que tendrían la tarea de llevar a los humanos lo que nosotros quisiéramos que sepan o crean saber y a cambiar la realidad de los hechos y los momentos en el espacio y el tiempo en que ocurrían de tal forma que todo su pasado quedaría enterrado en la confusión, evitando así que atesoraran experiencia liberadora.

Esto era casi perfecto, de no ser por varios elementos que se nos escaparon de las manos:

El primero fue la avaricia de nuestros colaboradores humanos, que los llevó a explotar el planeta hasta peligrosos límites. Esto despertó la atención de nuestros aliados estelares que habían construido este jardín y ahora lo veían peligrar. Su reclamo exigía el exterminio de la mayoría de los humanos para lograr un equilibrio.

Tampoco podíamos decirles a estos socios que la culpa no era toda humana, ya que en verdad no nos interesaba demasiado el planeta si no producía lo que queríamos y que la incomodidad de la polución y la falsa creencia de sobrepoblación eran parte de nuestra estrategia de dominación basada en la creación de problemas insolubles para ellos que los mantuvieran en constante estado de temor.

Parte de esa estrategia de terror era la proliferación de enfermedades y sus curas costosísimas que en verdad no curaban y acortaban sus tiempos de vida. Logramos así que de los seiscientos años iniciales, se conformaran con setenta u ochenta de los cuales tomábamos sus periodos de mayor productividad y luego los descartábamos con promesas de retiros cuyos recursos nosotros mismos consumíamos.

Sistemas de asistencia en salud defectuosos, educación limitada y basada en conceptos erróneos, pautas culturales obsesivas tales como una música cada vez más alienante y conductora a estados bajos de vida, fue toda nuestra acción para estos tiempos en que debimos enfrentarnos a los problemas que mencione más arriba:

La característica recesiva del ADN que hace que los humanos “perciban” su origen estelar.

La inclusión de elementos extraterrestres que vienen a rescatar a sus familias.

Todo hace pensar que el recurso final, la gran batalla entre el bien y el mal, tendrá que llevarse a cabo para justificar la muerte de millones de humanos que lucharan para uno y otro bando, ignorando que ambos bandos son liderados por NOSOTROS

Centinela

https://centinelanocturno.wordpress.com/2021/06/13/prometeo-y-el-armagedon/

https://centinelanocturno.wordpress.com/2021/06/12/los-dioses-los-visitantes-y-la-creacion/

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