18.10.21

Cuando no sepas qué hacer o qué sentir, míralo todo desde arriba

 DESAPRENDER: Ni conocimiento, ni condicionamiento  

La mayoría de las personas están tan absortas en la contemplación del mundo exterior que son totalmente ajenas a lo que está pasando dentro de sí mismas. ― Nikola Tesla

He conocido a muchas personas que perseguían la certeza, como piedra angular para seguir adelante, en su camino de consciencia y conocimiento. Y debo reconocer que me he sentido por detrás, en el camino de aprendizaje en más de mil y una ocasiones. Todavía me siento así. Cuando te das cuenta que todo esto da igual, tú percepción y todo lo que crees saber, pasa a un segundo plano.

Adiestramiento por condicionamiento, no es conocimiento

Te la estás jugando con una herramienta mucho más poderosa, a la que lo único que puedes hacer, es abrir la puerta y dejar actuar, porque no puedes enseñarle nada que no haya visto antes. Ves que a nivel humano lo mejor que puedes hacer, es no estorbar con tus limitaciones y miedos.

¿Y a qué me refiero con mis limitaciones? Con el paso del tiempo y las hostias que te vas dando por el camino, te vas dando cuenta que aprender, no es otra cosa sino desprenderse del lastre, con el que te han estado adiestrando y condicionando toda la vida.

Parece que incorporar cosas nuevas y conocimientos, los cuales decimos o sentimos que nos resuenan, es lo mejor que nos podría pasar. Estoy de acuerdo con ello, pero gracias al discernimiento, me doy cuenta de que si hay algo que me resuena, es porque previamente y en algún momento, ese conocimiento o bien formaba parte de mí, o bien no había sido capaz de digerirlo hasta hoy.

Y sin ánimo de creerme la persona más sabía del mundo, me doy cuenta de que el verdadero aprendizaje, no es más que el desprenderse de todo el lastre y la carga de peso muerto aprendido, que nos condiciona a lo largo de toda nuestra vida para no dejarnos ver lo que ya tenemos dentro.

Aprender a desaprender

Recuerdo una campaña publicitaria que me tocó especialmente en la que hablaba de desaprender. En ese momento me pareció una idea muy atractiva, porque parecía transmitir un verdadero reinicio a lo que ya conocías, para empezar de cero y construir ideas nuevas más liberadoras. No veo la tele, pero sí presto mucha atención a la publicidad que veo en cualquier medio.

Soy consciente de que la publicidad es un arma poderosa, y por ello a pesar de lo que yo quiera en mi vida en cuanto a desconectar de la Matrix, tengo muy presente los mensajes implícitos que recibo a diario, lo desee o no. Y cuando por primera vez escuché la palabra desaprender, lo primero en lo que pensé fue en destruir todo lo anterior para empezar a construir ideas nuevas partiendo de un punto cero incierto.

Lo importante era cambiar el sistema de referencia en el que me movía, para crear unos nuevos ejes en los cuales construir mi espacio y mi tiempo. Si caes en la cuenta de que aprender en el más noble y limpio de los sentidos, te hace buscar fuera de ti mismo en fuentes externas, lo que vas a experimentar es que cada vez eres más ignorante o mejor dicho: te sientes más ignorante. Cuanto más aprendes, te puedes llegar a preguntar a dónde va a parar todo esto.

Para mí es parte del camino, porque cuanto más aprendo más ignorante me siento de todo aquello que me queda no solamente por aprender, sino por percibir, que es donde está la gracia. Humanamente hablando, cuanto más investigas, más lees, más escuchas a otras personas, más aprendes de todas aquellas versiones que por ti mismo, no hubiera sido capaz de llegar, te das cuenta que, el camino del aprendizaje, no tiene fin porque hay tantos caminos cómo almas.

El verdadero conocimiento es identificarnos con el alma

Y si eres lo suficientemente sencillo para aceptar que humanamente, no lo sabes todo y que tu percepción es limitada, te das cuenta, o mejor dicho, te terminas dando cuenta a base de desgaste, de que el verdadero aprendizaje, consiste en desprenderse de todo el condicionamiento, normas y regulaciones, que concibes como correctas, pero que no hacen más que encajonarte en un recinto previamente establecido.

El conocimiento adquirido es un punto de partida, pero no es la respuesta definitiva en nuestro camino de descubrimiento. El verdadero aprendizaje, no es otra cosa que ir descargándonos del lastre, de todo aquello que ya sabemos al llevar dentro, y que desde que ponemos un pie en este mundo, no parece seguir otro objetivo más que el ser enterrado olvidado o eliminado.

Si a mí me afectó la palabra desaprender, no ha sido hasta ahora que he entendido que el verdadero conocimiento, no es otra cosa sino conectar con nuestra verdadera esencia. Y esta esencia tratará de ser interpretada en todo momento por ayudas externas, entidades, egrégores, nuevas vías y nuevos maestros, qué harán todo lo posible por canalizar, o mejor dicho, por desviar todo lo que ya llevas en tu alma, tratando por todos los medios de darle un sentido y un significadoque solo te corresponde a ti el dar por bueno o no.

La Matrix está muy bien hecha, y nosotros como parte participante de ella, nos nutrimos en la medida que nos corresponde a nuestra limitada condición. Pero esto no quiere decir, que nuestra totalidad ha de quedar encerrada en esta Matrix, por más compleja y atractiva que nos parezca, el conocer cada resquicio de esta arquitectura holográfica artificial.

No dejarse arrastrar por la dualidad

Si entendemos que el verdadero conocimiento, el conocimiento real, es en realidad una liberación y descarga de todo el condicionamiento e implantes, por los que se nos fuerza a aceptar, para tener esta experiencia humana en la tercera dimensión, al final del camino, nos daremos cuenta de que nos sobra mucho más de lo que nos falta, para aceptar nuestra verdadera naturaleza.

La contradicción resulta, cuando enfrentamos lo que creemos saber con nuestros sentimientos, con nuestros valores, con nosotros mismos cuando no hay nadie más mirando. Porque ya llevamos dentro por así decirlo, lo que está bien y lo que está mal, aunque sea una forma muy limitada de entender nuestra alma, dentro de esta dualidad que nos fuerza a estar en un lugar o en el opuesto.

Mientras nos vamos liberando de todo el lastre, aceptando las consecuencias de lo que ello implica, por no querer participar en esta dualidad de acción reacción, que nos sentencia a formar parte, nos vamos dando cuenta que la respuesta, no es formar parte de un bando por muy bueno que parezca, si no el de saber estar en el escenario desde arriba, para poder observarnos y ser capaces de discernir dónde estamos en cada momento, sin necesidad de firmar un contrato de afiliación, al bando de “los buenos” o al de “los malos”.

Maldito sea el día en el que me crea a mí mismo, formar parte de un bando sea así el de “los buenos”, porque eso querrá decir que he caído en la trampa de la dualidad. Maldito sea el día en el que me crea mejor que los demás, para dar órdenes y lecciones, cuando quizás quién me ayude, o quién me abra la puerta, sea la persona o el alma, que menos me espere.

Ver el escenario desde arriba

Las almas no necesitan aprender, porque ya tienen todo el conocimiento primordial, como fractales que son. Cuando hablamos de aprender, lo que realmente estamos expresando es descubrir lo que ya llevamos dentro, en un camino de liberarnos de las cargas e implantes impuestos, para tener esta experiencia humana. Y si tuviera que reducirlo todo a un refrán, este sería; nada nuevo hay bajo el sol. Nos pasamos toda la vida buscando fuera de nosotros mismos, lo que ya por condición nos pertenece y llevamos dentro.

Liberarnos de todo aquello con lo que nos han cargado, para hacernos creer que lo necesitamos, de forma que caigamos una y otra vez en la trampa de la dualidad, para hacernos volver una y otra vez. Si lo piensas, la dualidad nos hace creer que si nosotros somos los buenos y los nobles, existe un bando de malos y villanos a los que enfrentarnos.

Cuando la realidad es que este signo y esta polaridad, no son más que condicionantes que nos condenan, a una tercera dimensión a la que hemos venido a realizar un trabajo, o tener una experiencia, que previamente hemos aceptado, sabiendo que podríamos estar por encima del escenario. El problema y principal desafío, es que no tenemos consciencia o memoria de ello.

Pero la principal prueba de que esto es así, es que estamos aquí a pesar de todo. Y depende solamente de nosotros a través de nuestro libre albedrío, optar por ver la batalla desde uno de los múltiples bandos, reducidos a dos por la dualidad, o tener el aguante y valor suficiente, para verlo desde arriba y saber reconocer al enemigo, no como al alma o persona que tengamos delante, sino a aquel que nos ha enfrentado en un campo de batalla artificial, para alimentarse de nosotros, mientras estemos viviendo esta experiencia.

Cuando no sepas qué hacer o qué sentir, míralo todo desde arriba porque tú tienes más poder, que aquel que maneja el escenario en el que han tratado de encerrarnos, bajo una falsa ilusión de dualidad.

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