LA
   ENFERMEDAD DE LA IGNORANCIA                          
Una epidemia de nuestros días
Una epidemia de nuestros días
La
 ignorancia es una enfermedad que en nuestra época se ha convertido
 en una epidemia ayudada por la tecnología digital, que tiene la
 característica de ser viral (y virulenta).
Un ejemplo que me parece ilustrativo de lo que en inglés se conoce como dumbing-down, como promediar a la baja de la cultura que predomina en la era de la información y la corrección política -donde todas las opiniones, se cree, tienen el mismo valor-, es lo que ha ocurrido con el concepto de los memes. Los memes son un interesante concepto biológico, desarrollado por Richard Dawkins en su libro El gen egoísta. Básicamente son "genes culturales", o unidades portadoras de cultura (ideas, símbolos, conductas, etc.), que pueden considerarse vivientes y se esparcen infectando a sus huéspedes.
Un ejemplo que me parece ilustrativo de lo que en inglés se conoce como dumbing-down, como promediar a la baja de la cultura que predomina en la era de la información y la corrección política -donde todas las opiniones, se cree, tienen el mismo valor-, es lo que ha ocurrido con el concepto de los memes. Los memes son un interesante concepto biológico, desarrollado por Richard Dawkins en su libro El gen egoísta. Básicamente son "genes culturales", o unidades portadoras de cultura (ideas, símbolos, conductas, etc.), que pueden considerarse vivientes y se esparcen infectando a sus huéspedes.
A
 grandes rasgos, los memes son organismos de una evolución cultural
 que se desarrolla en paralelo y se interpenetra con la evolución
 biológica. Ahora bien, la mayoría de las personas, cuando piensa
 en un meme solamente piensa en los memes de Internet, y
 particularmente en un tipo de meme, las recreaciones humorísticas
 de eventos, algunas muy ocurrentes -hasta el punto de llegar a ser
 "lo mejor de una campaña política"- pero mayormente
 banales y limitadas a entretener. Estos memes son una
 caricaturización de los memes y, ya que la cultura es esencialmente
 memética, la cultura se vuelve caricatura.
Los
 memes abarcan mucho más que esto. Algunos biólogos materialistas
 creen que las religiones son memes particularmente insidiosos; pero,
 por otro lado, el concepto del meme fue claramente prefigurado por
 el concepto de arquetipos de Carl Jung y tiene su paralelo biológico
 no-materialista en el concepto de campos mórficos de Rupert
 Sheldrake. El caso me parece emblemático por dos razones. 
La
 primera, por cómo un concepto científico e intelectual se
 vulgariza y es adoptado por la conciencia popular sin tener
 conciencia de su verdadero significado (o de su significado más
 amplio, ya que, ciertamente, los memes que se publican en Twitter
 son memes). La segunda, como reflejo emblemático de nuestra
 actividad memética fundamental, es decir, nuestra actividad
 cultural esencial es postear fotos divertidas, chistes, curiosidades
 y demás memes de Internet. A esto se reduce la cultura: a
 entretenimiento. Lo cual es preocupante, pues lo memético es uno de
 los ejes principales de nuestra evolución, la calidad de nuestros
 memes es la cualidad que toma nuestra conciencia. 
El
 término que predomina en nuestra cultura es "viral", pues
 está orientada a la viralidad: el éxito e incluso el valor de un
 meme, de un contenido y hasta de una persona se mide en si logra
 tener una distribución masiva o no. Esto es altamente
 significativo, pues nos habla en términos de una enfermedad
 infecciosa. Se trata de una infección cultural en la que lo que
 predomina son las opiniones y la falta de pensamiento
 crítico-histórico no utilitario, es decir, pensamiento que
 conversa con una tradición filosófica y artística y es capaz de
 absorber valores espirituales que no están supeditados a la
 inmediatez comercial. De la misma manera que la "comida
 chatarra" (junk food) predomina en buena parte del mundo debido
 a la expansión de las grandes trasnacionales, predomina en buena
 parte del mundo la cultura chatarra, con sus efectos igualmente
 nocivos para la psique. 
Ya
 Aristóteles había identificado que la ignorancia era una
 enfermedad. "Porque el que sólo tiene opiniones, si se compara
 con el que sabe, está en estado de enfermedad en relación con la
 verdad", dice el filósofo en su Metafísica, y agrega que
 aquellas personas que sólo tienen opiniones deberían dedicarse de
 lleno al estudio, de la misma manera que el enfermo se ocupa más de
 la salud que el hombre sano. El budismo, por su parte, considera su
 dharma, la doctrina del Buda, como una medicina para curar la
 enfermedad de la existencia cíclica o samsara -¡la causa de sus
 innumerables y miserables vueltas no es más que la ignorancia!-. El
 Buda es el doctor que da la receta para curarse, pero el paciente
 debe aplicarla y tomarse la medicina por su propia cuenta.
Algunos seguramente argumentarán que esto suena bien pero es un discurso sin sustancia, en tanto que es necesario que digamos cuáles son las cosas verdaderas o qué es la sabiduría, algo que es relativo y, por lo tanto, hablar de "ignorantes" es sólo darse un aire de superioridad e, incluso, una forma de control y manipulación en una perpetua búsqueda de poder. Ante lo cual, diré que más allá del discurso relativista posmoderno existen verdades científicas y verdades éticas (las cuales nos vienen de la filosofía y la religión). Todos nadamos, como si fuere, en el agua de estas verdades, las cuales integramos a nuestras vidas muchas veces de manera inconsciente.
Algunos seguramente argumentarán que esto suena bien pero es un discurso sin sustancia, en tanto que es necesario que digamos cuáles son las cosas verdaderas o qué es la sabiduría, algo que es relativo y, por lo tanto, hablar de "ignorantes" es sólo darse un aire de superioridad e, incluso, una forma de control y manipulación en una perpetua búsqueda de poder. Ante lo cual, diré que más allá del discurso relativista posmoderno existen verdades científicas y verdades éticas (las cuales nos vienen de la filosofía y la religión). Todos nadamos, como si fuere, en el agua de estas verdades, las cuales integramos a nuestras vidas muchas veces de manera inconsciente.
Por
 ejemplo, asumimos que las personas tienen agencia, son individuos
 que tienen un valor intrínseco. Esto es algo que nos viene en gran
 medida del pensamiento judeocristiano y su noción de que las
 personas tienen un alma. Si no pensamos que los otros tienen
 conciencia y son seres con libre albedrío se desmoronaría el
 sistema jurídico y, en general, la sociedad dejaría de tener
 sentido. Aunque la ciencia materialista maneje hipótesis que
 mantienen que la conciencia no existe realmente y que los individuos
 son "robots programados" (en palabras de Richard Dawkins),
 es una verdad moral valorar la vida individual y asumir que las
 personas tienen libre albedrío. Asimismo, las normas básicas de la
 convivencia están basadas en la llamada regla de oro, la cual puede
 tener ciertas similitudes con la noción hindú del karma (que es
 una causalidad que no se limita a lo meramente material, sino que
 incluye lo mental y reconoce una moralidad embebida en el
 cosmos).
El universo está formado por leyes naturales y leyes morales, y aunque algunas personas han teorizado que estas leyes se pueden trascender, para hacerlo -si acaso es posible llegar al estado "más allá del bien y el mal"- deben ser conocidas cabalmente. Dije antes que todos nadamos en esa agua, en una especie de sopa cultural, pero los que saben son los que son capaces de rastrear la fuente: el agua del río es más pura cerca de la fuente. Y más aún, aquellos que saben vivir en armonía con las leyes y los ritmos que rigen los procesos de la vida para, de esta forma, permitir que ésta siga fluyendo limpia y cristalina y llegue hasta el océano.
El universo está formado por leyes naturales y leyes morales, y aunque algunas personas han teorizado que estas leyes se pueden trascender, para hacerlo -si acaso es posible llegar al estado "más allá del bien y el mal"- deben ser conocidas cabalmente. Dije antes que todos nadamos en esa agua, en una especie de sopa cultural, pero los que saben son los que son capaces de rastrear la fuente: el agua del río es más pura cerca de la fuente. Y más aún, aquellos que saben vivir en armonía con las leyes y los ritmos que rigen los procesos de la vida para, de esta forma, permitir que ésta siga fluyendo limpia y cristalina y llegue hasta el océano.
Aristóteles
 observó que la ignorancia era una enfermedad y el dharma indio,
 desde un principio, entendió que la cura al problema de la
 existencia -fundamentalmente, el sufrimiento- era la sabiduría. El
 lema de la bandera de la India aún refleja esta noción: Satyameva
 jayat ("Sólo la verdad triunfa"), lo cual es parte de un
 verso de las Upanishad que sugiere que no sólo triunfa sino que
 alcanza la liberación de todo sufrimiento. Lo mismo dice un
 conocido verso del Evangelio de Juan. El problema es que se suele
 caer en la literalidad, la cual es la marca del fundamentalismo.
 Sólo mi Dios libera. Y el nuevo fundamentalismo: Sólo lo que
 podemos ver y medir es real, lo demás (todo lo subjetivo) es una
 ilusión.
Decir que la verdad no es literal no significa que la verdad sea meramente relativa. Significa que no puede reducirse a una definición única y que la sabiduría tiene que ver con la capacidad de percibir la unidad en la diferencia, los puntos de conexión, las analogías que nos permiten compartir sentimientos. Esto fue entendido por los autores de los himnos del Rig Veda, quienes fueron conscientes de que el Uno tiene muchos nombres, todos son aspectos de una misma esencia y sin embargo, ninguno alcanza a comunicarla y a conocerla nominalmente. Es decir, la verdad ética-religiosa no puede ser dicha, pero sí experimentada. Lo cual es algo que nosotros experimentamos en la vida cotidiana: una persona no es buena o ama a otra persona porque dice que es buena o que ama, es buena y ama cuando actúa y experimenta un cierto estado de conciencia. Como notó Raimon Pannikar, la filosofía tiene dos aspectos: es el amor a la sabiduría pero también, la sabiduría del amor. Logos y Eros, Prajna y Upaya unidos en un matrimonio sagrado.
Decir que la verdad no es literal no significa que la verdad sea meramente relativa. Significa que no puede reducirse a una definición única y que la sabiduría tiene que ver con la capacidad de percibir la unidad en la diferencia, los puntos de conexión, las analogías que nos permiten compartir sentimientos. Esto fue entendido por los autores de los himnos del Rig Veda, quienes fueron conscientes de que el Uno tiene muchos nombres, todos son aspectos de una misma esencia y sin embargo, ninguno alcanza a comunicarla y a conocerla nominalmente. Es decir, la verdad ética-religiosa no puede ser dicha, pero sí experimentada. Lo cual es algo que nosotros experimentamos en la vida cotidiana: una persona no es buena o ama a otra persona porque dice que es buena o que ama, es buena y ama cuando actúa y experimenta un cierto estado de conciencia. Como notó Raimon Pannikar, la filosofía tiene dos aspectos: es el amor a la sabiduría pero también, la sabiduría del amor. Logos y Eros, Prajna y Upaya unidos en un matrimonio sagrado.
¿Cómo,
 entonces, liberarse de lo que Aristóteles llama meras "opiniones",
 la marca de la ignorancia? Platón, el maestro de Aristóteles,
 distingue opinión (doxa) de conocimiento (episteme). Opiniones son
 lo que tienen los sofistas, aquellos que sólo aparentan saber. En
 nuestra época es muy fácil ser un sofista, pues existe fácil
 acceso a todo tipo de información, especialmente superficial o
 predigerida.
Lo
 que diferencia a quien está informado de quien sabe realmente es
 que el que sabe entiende, no depende de los datos. Es decir, ha sido
 capaz de hacer suyos los pensamientos que ha escuchado o leído. Los
 ha transformado en experiencia. El conocimiento se hace, así, una
 fuerza vital.
Tanto Platón como Aristóteles admiten que el conocimiento se puede alcanzar a través del cultivo de lo que hoy llamamos la razón, como también por medio de la intuición. No obstante, estas funciones cognitivas no se desarrollan mágicamente; son el resultado del estudio de la ciencia y la filosofía y -particularmente en el caso de la intuición, la noesis platónica- de una vida contemplativa. Es decir, de una vida que no se dedica vulgarmente al entretenimiento sino a la interrogación de la realidad, la indagación de los principios y la observación de la propia conciencia o alma.
Tanto Platón como Aristóteles admiten que el conocimiento se puede alcanzar a través del cultivo de lo que hoy llamamos la razón, como también por medio de la intuición. No obstante, estas funciones cognitivas no se desarrollan mágicamente; son el resultado del estudio de la ciencia y la filosofía y -particularmente en el caso de la intuición, la noesis platónica- de una vida contemplativa. Es decir, de una vida que no se dedica vulgarmente al entretenimiento sino a la interrogación de la realidad, la indagación de los principios y la observación de la propia conciencia o alma.
En otras palabras, para ir más allá de
 la opinión es necesario conversar con y hacerse adepto de una
 tradición de conocimiento; por regresar al principio de este
 artículo, de empaparse de buenos memes -memes que han probado su
 aptitud desde los albores de la historia-, de contagiarse de las
 grandes mentes de la humanidad, de honrar la tradición. Con lo cual
 no hay riesgo verdadero -siempre y cuando uno entienda y no sólo
 repita lo que dicen- de volverse un fanático o perder la propia
 autenticidad: como mencionamos, la sabiduría tiende naturalmente a
 la libertad, y no a la utilidad.
El
 conocimiento no es un fenómeno moderno constreñido a la ciencia.
 Es una tradición viva y el sabio será siempre quien comprende la
 tradición y la actualiza en sí mismo, de esta manera haciendo que
 evolucione y brindándole el necesario vigor para adaptarse al
 cambio sin perder su esencia. Esta es una "era de la
 ignorancia", creo, sobre todo porque no valora y no es
 consciente de su tradición. Asumimos que lo mejor es lo último y
 que todo lo viejo es primitivo y ha sido superado por la ciencia y
 la tecnología moderna. Esto, en realidad, no un pensamiento
 científico; es cientificismo. En un comentario a McLuhan, el
 escritor William Irwin Thompson escribió: 
Lo que
 McLuhan reconoció, pero no afirmó explícitamente, es que nuestros
 nuevos medios electrónicos altamente avanzados, al ser usados por
 individuos mortales evolutivamente poco avanzados, nos llevarían a
 la aniquilación cultural. Estos nuevos medios que operan a la
 velocidad de la luz requieren una nueva conciencia espiritual de la
 luz. Son tan fantásticamente eficientes que no pueden funcionar
 para el bien si nosotros no somos buenos; solamente pueden ser
 usados sin riesgo si decimos la verdad y vivimos en la
 verdad. 
(Coming Into Being: Artifacts and Texts in the Evolution of Consciousness)
Esa nueva conciencia espiritual de la luz sólo puede encontrarse en la vieja tradición espiritual de la luz. Ese hábito de decir la verdad y habitar en lo verdadero sólo puede sostenerse sirviéndose de la estructura del pensamiento religioso y filosófico de Occidente y Oriente. Aunque un estudio muestra que los fundamentalistas religiosos consumen más fake news, paradójicamente, la religiosidad -es decir, el sentido de conexión con algo sagrado- es el antídoto de las fake news (de la misma manera que un sentido de lo sagrado es la mejor solución al problema ecológico).
(Coming Into Being: Artifacts and Texts in the Evolution of Consciousness)
Esa nueva conciencia espiritual de la luz sólo puede encontrarse en la vieja tradición espiritual de la luz. Ese hábito de decir la verdad y habitar en lo verdadero sólo puede sostenerse sirviéndose de la estructura del pensamiento religioso y filosófico de Occidente y Oriente. Aunque un estudio muestra que los fundamentalistas religiosos consumen más fake news, paradójicamente, la religiosidad -es decir, el sentido de conexión con algo sagrado- es el antídoto de las fake news (de la misma manera que un sentido de lo sagrado es la mejor solución al problema ecológico).
No se trata de regresar al pasado o de retomar
 las viejas religiones, sino de continuar su evolución y
 actualizarlas, de reimaginarlas -la ciencia, en realidad, es
 consecuencia y resultado de la tradición filosófica griega y de
 las religiones abrahámicas, y no su antítesis-. A fin de cuentas
 el transhumanismo, la ideología dominante entre las élites
 tecnócratas actualmente, es solamente una versión de las ideas
 religiosas de deificación (theosis), inmortalidad y dicha eterna.
 Sin embargo, creo que es una forma pobre de concebir estas ideas,
 pues transfiere su fe del ser humano -y su semejanza con la
 divinidad- hacia la máquina. Deifica la materia, pero olvida la
 posible divinidad trascendente de la propia conciencia humana, la
 cual, a diferencia de la inmortalidad tecnológica, tiene como base
 y garante un principio moral.
Alejandro Martínez Gallardo
(Visto en Pijamasurf)
Alejandro Martínez Gallardo
(Visto en Pijamasurf)
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