26.4.21

No es negocio que la gente se ame, porque empieza a compartir y daña al consumismo

DR. PATCH ADAMS: Historia de una transformación  

Ser feliz es una decisión. 

Es decirse a uno mismo: Voy a amar la vida.  No: espero, podría o debería

Se trata de una intención.

Y cuando uno está comprometido con esa intención, cuando ama la vida cada segundo, todo funciona

Cuando te amas a ti mismo no hay imposibles, ni enfermedades mentales… 

No hay ninguna esperanza para la supervivencia humana si no cambiamos hacia un mundo amoroso  

No hay esperanza para los ricos en el futuro, no hay esperanza para nadie si no creamos un mundo cuyos valores sean la compasión y la generosidad.

Lo que la mayoría de la gente conoce del doctor Patch Adams lo sabe gracias a la exitosa película de Hollywood titulada  Patch Adams.

Dirigida por Tom Shadyac en 1998 y protagonizada por Robin Williams, la película está basada en la historia de la vida del Dr. Hunter “Patch” Adams y el libro Gesundheit: Good Health is a Laughing Matter, de Adams y Maureen Mylander.

La película fue un éxito en taquilla, ganando en total más del doble de su presupuesto en Estados Unidos.

Pero su inspirador, Hunter Doherty el verdadero doctor Patch Adams es, de lejos, mucho más provocador, congruente y rebelde que su personaje en la pantalla. 

En los tiempos que corren, tan necesitados de referentes éticos y de héroes, Patch Adams da muy bien la talla de ambos.

Provoca la risa, como elemento curativo, allí por donde va, pero no se corta un pelo a la hora de lanzar, a diestro y siniestro, las contundentes e imprescindibles verdades que proclama.

¡Pasen, vean y escuchen!…

Déjanos contarte una historia, una historia de amor, sobre el ‘verdadero’ Patch Adams.

Patch, cuyo nombre de pila es Hunter Doherty Adams nació en 1945 y fue el segundo hijo de una madre maestra y un padre comandante del ejército estadounidense

Patch formó parte de la generación del ‘Boom de Bebés ’, de la Generación Alternativa, de los Hippies, de los Yippies y de los Hijos del Amor. Aún se debate sobre los pros y contras de dicha generación, de cualquier manera, nadie puede negar que marcaron un hito.

LOS INICIOS: DE “NIÑO FELIZ” A “ADOLESCENTE SENSIBLE”

Patch pasó su infancia en bases militares fuera de los Estados Unidos y fue un niño feliz que amaba la ciencia y las matemáticas, los gatitos y los chistes. Pero cuando el padre de Patch murió durante la Guerra de Corea, la familia regresó a Virginia, y Patch fue lanzado al caos social del racismo sobre la guerra que marcó el inicio de los años 60.

Como adolescente sensible que era, se fue desilusionando de un mundo donde la injusticia y las ansias de poder parecían tener más valor que el amor y la compasión.

Patch no quería vivir en ese mundo, así que después de tres intentos fallidos de suicidio fue internado bajo llave en un hospital psiquiátrico. La película sobre la vida de Patch comienza con este oscuro período de su existencia.

Hunter Adams, paciente voluntario de un hospital psiquiátrico, abre su alma a su médico contándole aspectos muy íntimos sobre su vida y personalidad.

El psiquiatra, sin embargo, se limita a tomar nota, prepararse el café, probarlo y no mirar a su paciente a los ojos en prácticamente ningún momento.

Su escucha u observación es absolutamente selectiva e incluso, en ocasiones, fingida. Se limita a escuchar lo que le interesa.

Se encontró en la misma habitación con Rudy, un hombre que sufría alucinaciones y tenía miedo de las ardillas.

En lugar de ignorarle o gritarle para que se callara, Patch decidió jugar con Rudy y pasarlo bien. Logró que Rudy dejara de tener miedo.

Patch descubrió así que era muy fácil relacionarse con cualquiera. Poco después se matriculó en la Universidad George Washington para estudiar medicina.

DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ: EL INICIO DE UNA AVENTURA

En el hospital, al recibir visitas de su amorosa familia y amigos, Patch se preguntó:

¿Existirá alguna otra forma de responder a un mundo sin amor que huyendo de él?

En el hospital psiquiátrico, Patch tomó dos decisiones: servir a la humanidad a través de la medicina y ¡nunca más tener un mal día!

SU HOGAR, LOS ESTADOS UNIDOS…

Al graduarse de la escuela de medicina con un corazón lleno de ganas de jugar, Patch Adams inició el Instituto Gesundheit con un grupo de veinte amigos, incluyendo tres doctores, quienes se mudaron a una casa de seis habitaciones en Virginia del Oeste y abrieron un hospital gratuito.

El hospital estaba abierto 24 horas, 7 días a la semana, y atendía todo tipo de necesidades médicas desde el nacimiento hasta la muerte. Se atendían de 500 a 1000 pacientes por mes, 5 a 50 quedándose por noche.

Durante los doce años de su existencia atendieron a 15.000 pacientes.

Bailes, obras de teatro caseras, sentido del humor, jardinería —ésta fue la “cola social” que mantuvo al proyecto médico unido.

...Y SU ‘HOGAR’, EL MUNDO

Al tiempo que el joven equipo médico en Virginia del Oeste vio que el cuidado médico estadounidense necesitaba de una interacción más humana y divertida, también vio que existía una gran necesidad de cuidado médico, amor y humor alrededor del mundo.

Patch y sus amigos, jóvenes doctores idealistas, querían caminar hacia el sufrimiento donde la necesidad era mayor: querían involucrarse en el cambio de situaciones de pobreza, enfermedad y sufrimiento de millones alrededor del planeta.

De allí parte el involucramiento de muchos jóvenes estadounidenses en programas de ayuda en el mundo entero.  

LA HISTORIA DE AMOR:

Así comenzó la segunda parte de la aventura de Patch: el Alcance Global. ¡La película “PATCH ADAMS” termina justo donde el Alcance Global comienza!

Durante los últimos 20 años los equipos de Alcance Global han trabajado con Patch no solo para ofrecer cuidado médico e insumos puerta a puerta—¡nosotros entramos y caminamos adentro! Vistiendo su ‘insignia roja de la valentía’ (LA NARIZ DE PAYASO) exportamos compasión y humor, así como medicina e insumos desde los Estados Unidos. “Payasear”, dice Patch, “es un truco para acercar el amor”.

Actualmente, Patch vive en Arlington, Virginia, donde promueve medios alternativos de sanación para enfermos en colaboración con el instituto.

Es el mayor precursor de la risoterapia con fines médicos y terapéuticos, y el responsable de la inclusión de ésta en la medicina moderna.

La cura de cualquier enfermedad se inicia con una risa…

Patch Adams es también un activista social, diplomático, payaso profesional, actor y autor.

No basta una sonrisa para salvar el mundo…

Allí es cuando me di cuenta de que mi madre me dio la cosa más importante en la vida: me amo. Lo que significa que puedo hacerlo.

Cuando te amas a ti mismo, no hay imposibles. Tampoco tendrás enfermedades mentales nunca, porque te amas a ti mismo.

Soy un médico de familia y mi primera consulta con un paciente dura 4 horas (practico la medicina como quiero). En esas 4 horas he atendido a mucha gente, y solo el 3% de los adultos estadounidenses se aman, así que casi nadie se ama a sí mismo en Estados Unidos…

Patch Adams habla sobre Robin Williams y su película

Luego hacen una película y la hacen para vender entradas.

Y el amor no vende entradas, ni la paz, ni la justicia.

Dos cosas venden entradas: la violencia y lo gracioso.

Así que cogen a Patch, lo hacen muy pequeño, hasta que sólo es “un médico gracioso”.

Así que luego la gente ve la película y dice: “Patch, el médico gracioso”… no dice “el médico que quiere acabar con el capitalismo” o “el médico que quiere que el mundo sea amoroso”:

Hoy 30.000 niños morirán de hambre… lo mismo que mañana. Y esto no es interesante.

El fútbol es interesante, el cabello es interesante, los zapatos son interesantes, pero los niños hambrientos no son interesantes.

Aire y agua contaminados, ambientes destruidos… Estas cosas no son interesantes.

No me enfoco en el dolor que genera esto: ¡oh Dios, esto es terrible!

Yo quiero decir: ¿Cómo puedo cambiarlo?”

Soy consciente de que si no cambiamos el mundo a uno amoroso, no hay esperanza para la supervivencia humana

Charla TED de Patch Adams en TEDxTigre 2013.

Adams es un médico diferente. No sólo es payaso sino que cree que «curar puede ser un intercambio de amor y no una transacción económica».

Hunter Doherty “Patch” Adams (Washington, 28 mayo 1945), es un médico estadounidense, activista social, ciudadano diplomático y escritor. Fundó el Instituto Gesundheit! en 1971. Cada año organiza un grupo de voluntarios de todo el mundo para viajar a distintos países, vestidos de payasos, en un esfuerzo por llevar el humor a los huérfanos, pacientes y otras personas. Su vida fue la base en la cual se inspiró la película Patch Adams (Dr. de la Risa), protagonizada por Robin Williams, en la cual interpreta el papel de Hunter.

Actualmente, Adams vive en Arlington, Virginia, donde promueve medios alternativos de sanación para enfermos en colaboración con el instituto. Es el inventor de la risoterapia con fines médicos y terapéuticos, y el responsable de la inclusión de ésta en la medicina moderna.

Entrevista Especial:

El revolucionario Patch Adams

El inventor de la risoterapia con fines médicos y terapéuticos, “Patch” Adams visita Chile para dictar una serie de conferencias en torno a la felicidad.

El activista y médico estadounidense manifestó en conversación con CNN Chile que el mensaje de riqueza que existe actualmente relaciona el dinero y el poder con la felicidad, sin embargo, el especialista expresó que “el índice de suicidio en los países más ricos es más alto”.

Adams agregó que “no es negocio que la gente se ame, porque comienza a compartir y daña al consumismo”.

Patch Adams: “Hemos convertido la medicina en un negocio sucio y avaro”

Es médico, activista y payaso, y más conocido como el “doctor de la risoterapia”, aunque no le gusta asociar “risa” con “tratamiento” porque para él el humor es mucho más importante.

Su sueño es ejercer una medicina feliz, divertida, amorosa, cooperativa, creativa y considerada.

Por Carlos Fresneda (Mallorca)

Médico, activista y payaso. El orden de los factores no altera la talla humana de Hunter Doherty “Patch” Adams, rozando los dos metros de altura, frisando el cielo con su coleta multicolor de eterno “hippie”. A sus 69 años, el médico más iconoclasta e irreverente del planeta, inmortalizado en el cine por el malogrado Robin Williams, sigue propagando su personalísima visión de la salud y arremetiendo sin piedad contra el sistema.

Lo más curativo es el amor, el humor y la creatividad

Desde 1971, la peculiar revolución del famoso médico y cómico tiene un nombre: Gesundheit  (“salud”, en alemán). Así se llama su sueño, aún no materializado del todo, de construir un hospital rural en Virginia del Oeste donde se pueda ejercer una medicina con seis cualidades fundamentales: feliz, divertida, amorosa, cooperativa, creativa y considerada.

A su paso por Mallorca, donde participó hace unos meses en el encuentro Educar Para la Vida, seguimos los pasos de gigante de “Patch” Adams –vestido con floreados pololos- durante un experimento de “amor en acción”. Decenas de profesores se fundieron en un multitudinario abrazo que hizo temblar de pura emoción a las piedras del claustro centenario de Santo Domingo en Pollença...

¿Usted fue antes payaso, activista o médico?

Digamos que ser médico y payaso es la forma más noble de activismo. Aunque creo que la primera chispa fue la del activismo. Cuando era adolescente lo pasé muy mal. Me hacían la vida imposible en el colegio y no soportaba las injusticias en el sur segregado donde me crié. Intenté suicidarme y me metieron en un hospital psiquiátrico. Y allí descubrí no sólo que podía curarme sino que podía ayudar a los demás. Entonces me hice un propósito: “En vez de intentar quitarme la vida, voy a ser feliz a toda costa… Y voy a empezar una revolución basada en el amor”.

¿Cuál es la peor de las enfermedades?

El capitalismo de mercado, sin duda. Hemos convertido la medicina en un negocio sucio y avaro, en subproducto mercantil que trata a la gente como meros consumidores, y no como ciudadanos o personas. ¿Qué se puede espera de un doctor que dedica siete minutos de media a sus pacientes, como ocurre en Estados Unidos? ¿Qué se puede esperar de un sistema deshumanizado que se lucra de la enfermedad? A veces pienso que Freud tenía razón, cuando escribió en La civilización y sus descontentos. Tal vez las enfermedades mentales son la respuesta natural a una sociedad desquiciada. 

¿El sistema sanitario es acaso el reflejo de una sociedad enferma?

Yo diría que es causa y efecto. Mientras los valores dominantes sigan siendo el poder y el dinero no hay nada que hacer. El ganador se lo lleva todo: esa es la ley de vida que nos viene impuesta por este sistema masculino que sigue imperando a todos los niveles, de la salud a la religión.

¿Y cuál es la mejor receta?

Lo que necesitamos es feminizar la sociedad. Hacen falta más mujeres líderes, pero no al estilo de Thatcher o Condoleeza Rice. Tenemos que darle la vuelta a la escala de valores hasta poner por encima de todo la generosidad y la compasión, que son dos virtudes femeninas. No hay nada como darse a los demás. Paz, justicia y cariño, esa es mi trinidad favorita. 

¿Cree usted en Dios?

No creo en el Dios de las religiones, pero soy espiritual a mi manera: medito regularmente, me siento conectado con la vida en este maravilloso planeta. Soy, por así decirlo, un comunista idealista: quiero lo mismo para todo el mundo. 

¿Y qué tiene que vez todo eso con ir vestido con pololos? 

Hasta el líder más serio pierde la compostura cuando me ve vestido de esta guisa. El humor es un arma de desarme masivo…

¿Por qué le molesta entonces que le llamen el Doctor de la Risa o el Padre de la Risoterapia? 

Es que la risa no es una terapia, como tampoco lo es música. Terapia suena a cirugía, a homeopatía, a tratamiento… La risa y la música son mucho más. Yo diría que son la vida misma, una parte esencial de nuestra condición de humanos. Lo que no es de humanos es la seriedad. No conozco una sola enfermedad que se cure con la seriedad, con la ira o con la apatía. No llegaremos muy lejos si nos ponemos muy serios. Lo más curativo es el amor, el humor y la creatividad.  

¿Por qué no ha acabado de materializarse su sueño del Instituto Gesundheit?

El Instituto Gesundheit lleva funcionando como tal más de cuarenta años y ha pasado por diversas fases y formas. Empezamos como un hospital piloto para una medicina más humanizada. Allí impartimos medicina gratis, sin compañías de seguros detrás, con una integración total de todas las artes curativas… El modelo funcionó durante doce años, pero era tan radical que fue imposible encontrar financiación para mantenerlo tal cual.  

¿Para cuándo abrirán el hospital? 

El objetivo de construir el hospital sigue estando en el horizonte. En el 2011 empezó la construcción del Centro de Enseñanza, aunque de momento el Gesundheit es ante todo un hospital “sin paredes”, volcado hacia la parte educacional, donde han encontrado formación e inspiración miles de médicos y enfermeras de todo el mundo. Es increíble el poder de convocatoria que seguimos teniendo, y la gente que está dispuesta a pasar largas temporadas con nosotros de voluntarios o cobrando 300 dólares al mes.

¿Aún quedan médicos con alma? 

Sin duda. Mucha gente llega a la medicina por pura vocación, porque quiere ayudar a la gente. No hay mayor deleite en la vida que darse a los demás ni mayor privilegio que cuidar de algo o de alguien. Yo lo llevo haciendo casi toda mi vida y seguiría pagando por poder hacerlo aún muchos años.

¿Qué relación existe entre la medicina y la poesía? Le acabamos de oír recitar de memoria las “Hojas de hierba” de Walt Whitman… 

La poesía también es curativa. Es algo así como una pócima que nos recuerda nuestra condición de humanos. Nos transporta a otra dimensión y hace que la vida sea más rica e intensa. A mí me sirve también para ejercitar la memoria. Llevo decenas de libros grabados en la sesera: es una práctica muy sana que empecé a practicar de joven y la sigo ejercitando. 

Con el cine tuvo sin embargo sus más y su menos. ¿Es cierto que no le gustó la película? 

Tuve mis más y mis menos con los “clichés” de la película y con el resultado general. Pero siempre sentí una gran admiración y respeto por Robin Williams. Era un gran comediante, un maestro de la improvisación. Pero no sólo eso: tenía una gran talla humana. Era un tipo generoso y compasivo. Sabía cómo desdramatizar las situaciones y crear buen ambiente a su alrededor.

¿Cómo fue su relación con él? 

Tuvimos una relación bastante cercana antes, durante e inmediatamente después de la película. Nos invitó a su casa, y ahí pude comprobar su auténtica personalidad. En el fondo era un introvertido que vivía bajo el peso de la fama. De joven tuvo problemas de adicción al alcohol y las drogas, de adulto buscó refugio en la soledad… Me dolió, eso sí, que no donara una parte de los 21 millones de dólares que cobró al Instituto Gesundheit. La gente de los estudios me advertía: ni se te ocurra pedirle un centavo a Robin. Yo creí ingenuamente que la película iba a servir para dar un gran impulso al proyecto, y no fue así. Robin Williams me hizo famoso, pero yo habría querido algo más. 

¿Cómo le afectó su suicidio? 

Su muerte me causó tristeza y me hizo pensar mucho en las causas. Yo creo que Robin Williams murió bajo el peso de su propio papel. Millones de admiradores esperaban mucho de él, y era de verdad muy querido: creo que pocos actores llegaban a su nivel. Era un hombre tremendamente divertido, pero en su forma de mirar y de hablar podías percibir también un fondo de tristeza. Y también mucha humildad: nunca le vi ponerse por encima de nadie. Nunca ejerció de famoso, pero quizás la fama le pesó más de la cuenta.

¿Y cuál es su personal antídoto contra la fama? 

Me pellizco mucho y me hago daño. Huyo de los autógrafos y solo me presto a hacer “selfies” con la gente si hacemos el gamberro, nos metemos el dedo en la nariz y ponemos cara de payaso. Y contesto personalmente a mano decenas y decenas de cartas todos los meses. Sigo viajando unos 300 días al año: escribir a la gente, en todas las partes del mundo, es la cura perfecta para la nostalgia. 

Fuente: El Correo del Sol

https://loquepodemoshacer.wordpress.com/2021/04/25/la-fuerza-del-espiritu-65-dr-patch-adams-no-hay-ninguna-esperanza-de-supervivencia-para-la-humanidad-si-no-cambiamos-a-un-mundo-de-compasion/

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