18.1.23

Ya estamos tardando para encontrarnos y acordar lo que no nos conviene obedecer

 © LA ÚLTIMA PARIDA                          

Primero fue el confinamiento en casa, ahora nos preparan otro de más sibilino: No podremos salir del barrio con nuestro coche (habrá que pedir permiso!!)

Eso sí podremos ir donde queramos a pie o en bicicleta, ¡mira qué bien!

Después de una multitud de anuncios para comprar coches, de comernos el coco para que nos los cambiemos por unos eléctricos, ahora nos dicen que los dejemos de usar...

No sólo nos engañan continuamente sino que nos marean con ahora sí, ahora no en cualquier cosa. ¡La cuestión es tenernos bien desnortados!

A esto le llaman “ciudades de 15 minutos” que viene a ser el tiempo que necesitaremos para llegar -a pie- a cualquier lugar donde cubrir nuestras necesidades vitales: alimentación, salud, educación, etc.

En definitiva que nos quieren bien quietos y formales porque -todo hay que decir- estas medidas no son gratuitas: quien no las respete que prepare el bolsillo pues las multas ya las tienen a punto.

Lo planteen como lo planteen es un paso más para acabar de aniquilarnos sino nos largamos de una vez de un sistema que se va pareciendo a una “guardería” de niños ignorantes y temerosos.

Es tal la magnitud de la acometida que no parece que nadie pueda tener dudas sobre los propósitos de este grupo de sinvergüenzas que cortan el bacalao.

Si no reaccionamos, todas las medidas que nos vayan aplicando estarán del todo justificadas porque nos las habremos ganado a pulso. Lo de la rana en agua hirviendo da risa a nuestro lado

Si somos honestos, no podremos echarles la culpa a quienes nos oprimen porque habremos sido nosotros quienes nos hemos dejado oprimir… y cada vez más.

No tenemos ninguna obligación de ceñirnos a ningún planteamiento que nos coaccione y limite nuestro vivir. Mientras nuestra actuación no perjudique a otros debemos poder hacer lo que queramos.

Necesitamos juntarnos y desobedecer, todos a una, cuanto han ido montando para estrangularnos. Si lo hacemos todos, no hay fuerza que pueda detenernos.

Cuanto más lo dejamos pasar, cuantas más imposiciones nos traguemos, más atados estaremos y más difícil resultará escaparse.

O sea que ya estamos tardando para encontrarnos y acordar todo lo que no nos conviene obedecer y pasar a la acción práctica teniendo en cuenta, eso sí, que habrá “golpes y rasguños” pues sin ensuciarse nada se consigue.

A la altura en la que nos encontramos, parece que vale la pena arriesgar nuestro confort que, por otra parte, ya nos lo van detrayendo poco a poco sin que ganemos nada a cambio.

¡Basta de desmantelar la vida humana y su tejido social!

¡Basta de quitarnos la alegría y la ilusión de vivir!

Esto debe cortarse de raíz, debemos detenerlo en seco.

Nunca se había visto un ataque con tanta maldad y alevosía y lo más grave es que nunca se había visto a unas víctimas tan acomodadas a su sacrificio...

No merecemos la dignidad del ser humano, ni su trascendencia. O reaccionamos de corazón o ya podemos despedirnos de nuestro “status cósmico”

Sí estoy cabreado y no lo puedo evitar, lo siento.

¡La cosa ya pasa de castaño oscuro!


Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com

18 enero 2023

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