12.1.23

Seres humanos con derechos que nadie nos ha regalado y nadie nos puede quitar

FINALIZA UN CICLO DE TRES AÑOS

Lo que termina el 31 de diciembre no es el habitual año de 12 meses, sino un periodo de tiempo compacto y unido de tres años. Para ser exactos, desde enero de 2020 (cuando "llegó" el covid al mundo) hasta la actualidad 2022.

Estos tres años han sido extremadamente difíciles, y sólo las mentes más fuertes y equilibradas han conseguido no perder por completo el sentido de la orientaciónGracias al pánico que se creó, se han conseguido resultados que habrían sido impensables hace sólo 10 años:

1 - Cientos de millones de personas fueron obligadas a introducir en su organismo una sustancia experimental, seduciéndolas, por un lado, con la ilusión de una inmunidad que nunca existió, y chantajeándolas con la privación del derecho al trabajo.

2 - Estos millones de personas se han visto obligadas a aceptar este chantaje sin que ninguna entidad sea responsable de los posibles efectos adversos: las empresas farmacéuticas que producen la sustancia experimental no son responsables, las agencias del medicamento que la autorizan no son responsables y los médicos que la inyectan no son sin duda responsables. Por otro lado -el colmo de la perversión- el ciudadano DEBE firmar también un papel en el que asume la responsabilidad personal de cualquier daño sufrido.

3 - Gracias a esta obligación -impuesta de forma cobarde y ficticia- se han derribado definitivamente todos los principios que consagran la inviolabilidad del cuerpo humano y el derecho al consentimiento LIBRE e informado (Constitución italiana, Tratado de Oviedo, Carta de la Unión Europea, Declaración de los Derechos Humanos, etc.) A partir de ahora, el Estado es el dueño de nuestros cuerpos.

4 - Gracias a la complicidad de los máximos dirigentes de la UE, se ha perpetrado una colosal estafa contra los ciudadanos de la Unión: se han pagado más de 90.000 millones de euros (obviamente sobrevalorados) a Pfizer para que nos suministre un suero sin ninguna garantía de su eficacia, y sin que nadie en la propia UE responda de estas acciones. Las famosas "conversaciones" entre Bourla y Von der Leyen nunca se han hecho públicas, y los propios acuerdos de compra siguen siendo secretos, o sólo se muestran parcialmente al público, de forma escandalosamente oscura. Y cuando el propio Bourla se niega despectivamente a acudir a Bruselas a declarar y los dirigentes europeos curiosamente se "olvidan" de escandalizarse por esta negativa, acaban denunciando implícitamente su connivencia con Big Pharma. Tras el escándalo del Qatargate, que destapó la corrupción para dar una mejor imagen de un Estado del Golfo, cabe imaginar cuánto dinero invirtieron las farmacéuticas para sobornar a todos los funcionarios europeos implicados en el proceso de aprobación y compra de sueros experimentales.

5 - Los sindicatos italianos finalmente se han quitado  la máscara, revelándose como una mera herramienta en manos del poder: cuando a millones de trabajadores se les impide ganarse la vida si no aceptan vacunarse, y los "dirigentes sindicales" están de acuerdo y no protestan contra esta abominación constitucional, está claro que no son más que miserables kapos en manos del gobierno. Reciben sueldos de oro por traicionar a sus propios camaradas a los que se supone que representan.

6 - La idea de poder discriminar entre ciudadanos "buenos" y "malos", sobre la base de criterios totalmente aleatorios decididos por el gobierno, ha sido descartada. Hoy el instrumento se llama greenpass, mañana se llamará otra cosa, pero no importa: lo que importa es que el Estado ha santificado su derecho a discriminar a los ciudadanos en función de su comportamiento, violando así otro de los principios más sacrosantos de la Constitución. Por supuesto, esto abre la puerta a mil abusos que tendremos que soportar en el futuro, en los que tendremos que someternos a la voluntad de los gobiernos o renunciar a algunas de nuestras libertades. Si no incluso la independencia económica, con la amenaza de congelar las cuentas corrientes de los ciudadanos "rebeldes".

7 - El Estado ha establecido el principio de autoabsolución, cuando controla y determina las propias decisiones de un tribunal que se supone que debe juzgarlo (esto se refiere a las conclusiones del Tribunal Constitucional del pasado diciembre sobre la vacunación obligatoria, cuya sentencia final aún estamos esperando leer). Cuando entre los jueces se encuentran personas que formaron parte del mismo gobierno que el juzgado, es muy difícil seguir hablando de separación de poderes.

Todo ello fue posible gracias a la complicidad de 3 categorías de personas: periodistas, médicos y gente común.

PERIODISTAS - (con muy pocas excepciones) son los principales responsables de esta devastación civil. Si la clase periodística se hubiera enfrentado a estas flagrantes violaciones de los derechos individuales, nada de lo ocurrido podría haber sucedido. En cambio, los periodistas, cobardes y obedientes, han abdicado de su misión de guardianes del poder y se han dejado utilizar para validar las más mínimas vacilaciones del gobierno, con el fin de conservar sus salarios y sus puestos de trabajo. Cuando un primer ministro pronuncia un anatema como "si no te vacunas, te mueres", y ningún periodista se atreve a oponerse, estamos claramente ante una categoría de peleles que no tienen nada que hacer en la profesión que han elegido. Los periodistas son una categoría de trabajadores que han traicionado a todas las demás categorías de trabajadores, por cobardía e interés propio. Ningún proceso revisionista podrá jamás eliminar la responsabilidad que les incumbe por la devastación social que ha provocado su comportamiento cobarde y complaciente. Ningún periodista podrá decir nunca "no lo sabía".

MÉDICOS - Del mismo modo, toda la profesión médica (con algunas heroicas excepciones) decidió apoyar una campaña de vacunación basada en pruebas científicas claramente inadecuadas o inexistentes. Vendieron a los pacientes una seguridad sanitaria que no podían dar, sin ofrecer ninguna garantía personal a cambio. Y luego están los que han salido todos los días en televisión: todos los "virostar" que garantizaron personalmente la seguridad de las vacunas -sin tener la ciencia ni la autoridad para hacerlo- son ahora responsables de las decenas de miles de muertes y reacciones adversas graves que se han producido en todo el país. Y aunque el silencio de los medios de comunicación sobre esta tragedia les permite limpiar sus conciencias, afortunadamente hay un tribunal mucho más alto que les juzgará adecuadamente cuando llegue el momento. Disfruten de sus Porsches y villas costeras mientras puedan.

GENTE COMÚN - Desgraciadamente, en todo esto, personas normales, no preparadas para discernir un engaño de tal magnitud, se vieron atrapadas en una guerra de odio que se cobró víctimas entre sus conciudadanos y en sus propias familias.

No atribuyo a esta categoría ninguna falta en particular, porque, a diferencia de los médicos y los periodistas, viven en la ignorancia y son presa fácil de la propaganda. Pero esto no me deja ni una gota de simpatía por ellos.

Este es el trágico y deprimente panorama de lo ocurrido en los últimos tres años.

Y sin embargo, a pesar de este panorama, veo una nota positiva, extremadamente alentadora: hay varios millones de ciudadanos que no cedieron al chantaje, que se mantuvieron firmes, en muchos casos incluso perdiendo sus empleos, para no doblegarse. Perdieron muchas de sus amistades, si no todas, y en muchos casos vieron cómo sus lazos familiares se desintegraban en cuestión de semanas.

Pero no cedieron. Para ellos, los principios sacrosantos e inviolables de la libertad individual permanecen. Por cada periodista que ha mantenido el culo caliente fingiendo que no pasaba nada, hay un millar de ciudadanos que se han expuesto a los elementos de la vida para no desistir de defender los valores de la dignidad humana.

No sé cómo cuantificar con precisión a estas personas (¿5, 10, 15 millones?), pero sé con certeza que su número es más que suficiente para no verse desbordados en una futura operación de demolición social, ya sea por una nueva "pandemia" o por otras operaciones similares.

Los que "han comprendido" nunca vuelven atrás. No se puede traer de vuelta a los que han alcanzado cierta conciencia. Estos pocos millones de personas son ahora un bloque absolutamente infranqueable para quienes quieren aplicar el programa de deshumanización de la sociedad.

Será una batalla muy difícil, porque las potencias no aceptarán que siga habiendo una bolsa demasiado grande de rebeldes en su seno, e intentarán por todos los medios hacernos ceder.

Pero allí estaremos, unidos y solidarios como nunca, porque no nos une la mera creencia momentánea en una asociación, sino el conocimiento de que somos seres humanos con derechos inalienables, que ningún gobierno nos ha "regalado" y que ningún gobierno nos puede quitar.

Ven a buscarnos, si tienes coraje.

Massimo Mazzucco

luogocomune

http://www.verdadypaciencia.com/2023/01/2022-finaliza-un-ciclo-de-tres-anos.html  

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