TENEMOS LO QUE NECESITAMOS
No necesitamos más de lo que tenemos porque lo que tenemos
es exactamente lo que necesitamos. Si ya tenemos suficiente hambre, ¿por qué
deberíamos querer tener más? ¿Y si cuando llega el invierno tenemos frío,
porque deberíamos querer tener más frío? ¿Acaso hay alguien que quiera tener
aún más problemas de los que ya tiene? ¿O es que quizás quiere que sean aún más
graves?
Todos tenemos un montón de problemas. ¿Por qué entonces deberíamos querer tener más? Es obvio que desear más de lo que se tiene es tan absurdo como pretender vivir sin tener que tener problemas, porque la vida no está hecha sólo de lo que nos gusta sino que también forma parte de ella lo que menos lo hace. Y con frecuencia lo que menos nos gusta es lo que más nos conviene.
En lugar de pretender tener menos problemas y menos
necesidades, lo que deberíamos querer es utilizar estos problemas y necesidades
para reconocer nuestra condición real, nuestra naturaleza intrínseca, porque
todo lo que nos sucede nos muestra cuál es nuestra razón de ser, y deberíamos
aprovecharlo. En lugar de lamentarnos de nuestro sufrimiento, lo que debemos
hacer es entregarnos y vivirlo como una vivencia más.
Es obvio que debemos satisfacer nuestras necesidades: somos
criaturas dependientes. No estamos diciendo que no tengamos que hacernos cargo.
Pero también es cierto que lo que necesitamos coincide con lo que tenemos, que
tenemos lo que necesitamos y necesitamos lo que tenemos, y que nuestras
necesidades forman parte de lo que tenemos. Todo lo que nos ocurre es exactamente
lo que nos debe pasar, y todo lo que somos incluye, en efecto, todo lo que nos
pasa.
No somos algo distinto al margen de la realidad que vivimos. Somos lo que nos sucede, en parte, y si bien es cierto que entre las cosas que nos pasan hay unas que denotan necesidad y dependencia, esto no quita que también denoten idoneidad: todo lo que nos pasa, absolutamente todo, incluidas nuestras necesidades y nuestros problemas, es parte de nuestra vida, y si queremos que esta vida nuestra esté llena, lo que debemos hacer es aceptar todo lo que tenemos, incluidas nuestras necesidades y nuestros problemas.
El primer
paso para realizarse consiste en detenerse y observar la realidad que se
realiza a sí misma. Hasta que no seamos capaces de entender que todo lo que
tiene lugar está haciendo posible nuestro aprendizaje, no empezaremos a
aprender.
Debemos vivir todo lo que nos toca vivir. Debemos pasar todo lo que debe pasarnos. Si no pasáramos trances, no podríamos convertirnos en quienes somos. Todo nuestro sufrimiento es parte del proceso que nos hace convertirnos en quiénes somos… a la vez que nos muestra quiénes somos, porque lo que vivimos nos conforma a la vez que nos revela cuál es la realidad que nos toca vivir.
La
realidad no es una irrealidad que tenga que hacer nada por hacerse realidad.
Todo en ella es real. Todo es simplemente real. Siempre. Y de lo que se trata
es de no dejar nunca de lado la realidad, y de aceptar que, por ser quienes
somos, debe pasarnos lo que nos está pasando, ya que ninguna otra cosa podría
ser más oportuna.
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