11.8.21

Asumir este extraordinario don, desplegar sus potenciales y compartirlo de corazón

 © REIVINDICANDO AL ENTE HUMANO               

Tanta energía empleada en reducir al ser humano, física y psíquicamente debería hacer  sospechar alguna cosa.

De una parte se nos dice que el cometido de su existencia no es más que servir de alimento para entes transdimensionales que absorben la energía producida por sus emociones.

Ahí ya podríamos empezar a pensar que mucho poder debe llevar soterrado para que unos seres aparentemente superiores anden a la greña del humano.

Es el momento de fijarnos en su arma secreta: El libre albedrío.

No es necesaria usar una fuerza excepcional para enfrentar a nuestros explotadores, con solo la voluntad basta. Es eso que se ha banalizado tanto en los medios del SOLO SÍ, ES SÍ o su equivalente SI DIGO NO, ES NO!!

Y ahí está el quid de la cuestión. No pueden forzarnos a nada pues la ley del Libre Albedrío rige en el Universo siendo el motor de su andadura y equilibrio.

Por lo que se ve, el humano es su depositario y usufructuario nato y exclusivo. Poca broma, pero falta que nos lo creamos.

Nuestro poder es algo tan simple como manifestar ACEPTO o NO ACEPTO.

De siempre se ha dicho que primero fue la Palabra… y con ella se desplegó la creación.

La potencia del Verbo que todo lo puede.

Ahí es nada. Como para faltarle al respeto al humano que es quien tiene el interruptor de todo.

Siglos de deformación han conseguido desarmarnos y, lo que es peor, hacernos creer que no tenemos poder alguno.

Va siendo hora de disolver el engaño y recuperar nuestro lugar preponderante y magnífico en el marco universal relegando a nuestros controladores al lugar que les corresponde, muy por debajo de nosotros.

El ser humano equipado con su alma inmortal es una criatura única por ello otros seres, quizá con aparentes poderes mayores, envidian y desean este extraordinario don del que carecen.

Esa es la causa de la inmemorial persecución y acoso a que se ve sometido el ente humano por parte de diversidad de especies que comparten el espacio existencial.

Nuestra responsabilidad consiste en asumir nuestro extraordinario don y desplegar todos sus potenciales para nuestro bien y el de todos cuantos quieran compartirlo de corazón.

Hagamos lo que queramos, lo que nos haga felices y no perdamos el tiempo pensando en lo que otros quieren de nosotros…

No hemos de defendernos de nada ni de nadie pues nadie tiene poder sobre nosotros sino se lo otorgamos.

CONCIENCIA DIVINA

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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com

10 agosto 2021

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