28.8.21

Sabernos una minoría nos hace humildes pero no por ello menos fuertes y convencidos

 © CALIDEZ Y ENERGIA                                                    

Qué placer recibir el aliento de un grupo de almas conscientes

intercambiando sentimientos en estos tiempos desquiciados.

Qué joya más valiosa el apoyo y la acogida,

la presencia, las miradas, las voces y los abrazos.

En estos tiempos desabridos y hostiles, contar con un grupo humano que te acoge y en el que apoyarte es una bendición sin precio. Recibir la calidez y la energía que necesitas en un intercambio afectuoso, sincero y generoso supone, no ya un bálsamo, sino una plenitud que agradeces de corazón y tratas de corresponder desde el fondo de tu alma.

Cuando además el grupo está estigmatizado por la sociedad que te rodea, el sentimiento de arraigo y vinculación entre sus miembros es aún más profundo y las relaciones internas más efusivas y auténticas.

Solo nos tenemos a nosotros para enfrentar una realidad distorsionada que nos señala como los insolidarios, los irresponsables. Por ello nos es indispensable una recarga continua de energía dado el desgaste que sufrimos por seguir manteniendo nuestras convicciones contra viento y marea.

Hay que destacar que a pesar de esta situación inhóspita nuestra unión se haya producido cuando antes ninguno de nosotros sabía de los otros, pasando del desconocimiento total  a un trato tan íntimo y nutritivo en grado sumo. Es aquello de “no hay mal que por bien no venga”.

De hecho nuestra aproximación fue motivada por la llamada lanzada por un ser humano, comprometido con la salud y la vida natural, que propuso públicamente la creación de unos grupos locales para avanzar en la consecución de objetivos de soberanía personal y vital.

La respuesta fue arrolladora pues se han creado infinidad de grupos en todos los rincones del país siguiendo unas directrices básicas que cada uno desarrolla según sus posibilidades encaminadas a ser un foco de luz y resistencia al statu quo.

Sabernos una minoría nos hacer ser humildes pero no por ello menos fuertes y convencidos de nuestra función en este tiempo de miedo y desorientación. Nuestra presencia modesta pero firme ofrece, a quien la precise, la imagen de libertad y dignidad que este sistema depredador está empeñado en aniquilar.

Ahí seguiremos, manteniendo el compromiso fruto de nuestras convicciones, en defensa del ser humano puesto en la picota por unas fuerzas que, a pesar de su poder aparente, se sienten (y lo son) inferiores pues carecen del gran don del alma que nos distingue y enaltece.


SOBREVIVIRÉ

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Joan Martí - 28.08.2021

elcamidelavida@gmail.com

 

 

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