31.3.22

Hoy vivimos una dictadura mundial y será imprescindible organizar la resistencia

 MINISTERIO DE LA VERDAD                                    

El periodista José Manzaneda está acostumbrado a analizar los medios. Aquí está su texto sobre la cobertura del conflicto en Ucrania por parte de los medios occidentales. Con respecto a la guerra en Ucrania, los medios de comunicación y los gobiernos occidentales nos prohíben leer cualquier otro libro que no sea el escrito por la OTAN.

Censura absoluta: 1984

Los medios rusos, que durante años han sido un espacio para analistas críticos internacionales, han sido prohibidos por Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y otros aliados. Su retransmisión en directo, sus canales de Youtube y todas sus redes sociales. Sin ninguna orden judicial. Google ha eliminado su anterior contenido, su hemeroteca de su buscador.  Reescribir la historia, como la novela de 1984: El Ministerio de la Verdad.

Los medios aplican una estricta censura. Dejando -por supuesto- algunos espacios de testimonio que justifican su falsa pluralidad. Liu Sivaya, politólogo ruso, se enfrentó a una manada en el canal español Cuatro. 

Denunciando los ocho años de bombardeos ucranianos en el Donbass, tuvo que escuchar que se trataba de “matices irrelevantes”: “Me parece un auténtico insulto que empecemos con matices irrelevantes en una situación tan clarísima, que no permite tomar blancos por negros y en el que queda muy claro quiénes son los buenos y los malos”, dijo la comentarista Ketty Garat.

Precisamente por informar sobre la situación en el Donbass, el diario francés Le Figaro censuró un reportaje de su corresponsal Anne-Laure Bonnel. El coronel español Pedro Baños ha decidido renunciar a sus apariciones televisivas tras recibir graves amenazas. La razón: el tono neutro de sus análisis del conflicto.

YouTube no solo censuró a los medios y periodistas rusos con millones de suscriptores. También documentales como “Ucrania en llamas ”, de Oliver Stone, realizado hace seis años.

Twitter ha etiquetado como “medios afiliados al gobierno ruso” las cuentas de todos los periodistas que han colaborado, en algún momento, con un canal público ruso. Es la “estrella amarilla” con la que marcarles, profesionalmente, para el futuro.

Para la propaganda de guerra contra Rusia en la red TikTok, Joe Biden convocó a los 30 tiktokers más influyentes, dándoles un mensaje claro a difundir: el culpable de la inflación en Estados Unidos es Putin.

Facebook e Instagram han levantado la prohibición de publicaciones de odio si son contra Rusia, permitiendo llamadas a matar a los presidentes ruso y bielorruso y elogios para el regimiento nazi ucraniano Azov.

Las redes permiten y fomentan este odio antirruso: políticos como el senador estadounidense Lindsey Graham han pedido en Twitter el asesinato del presidente Vladimir Putin, sin que la red los limite. En "medios serios", como NBC News, un periodista proponía un ataque de la OTAN a los convoyes rusos, o lo que es casi lo mismo, el inicio de la III Guerra Mundial.

El periodista ruso que protestó contra Putin en la televisión y solo fue multado ya es una estrella mundial. Pero sobre un periodista europeo, el vasco Pablo González, encarcelado e incomunicado en Polonia desde hace casi un mes, acusado de ser un “espía ruso” por informar sobre el drama de Donbass, el silencio mediático es casi absoluto.

El buen nazismo

El diario catalán La Vanguardia realizó una promoción comercial con el lema “Stop Poutine. La desinformación nos quiere dividir”. Traducido: La unidad contra el único villano (Rusia) requiere aplastar toda información y opiniones que contradigan la versión oficial europea.

Borrando para ello, por ejemplo, los crímenes de nuestro aliado, Ucrania. El diario español ABC suprimió la información que había publicado en 2016 sobre las violaciones de niños por parte del ejército de Kiev.

Llaman a una base de entrenamiento de mercenarios un "Centro de mantenimiento de la paz. Una palabra -además- prohibida en los medios: son “combatientes extranjeros”. Así concluía un periodista español la entrevista con uno de ellos: “Esta misma tarde parte en un autobús rumbo a España, preparado con refugiados ucranianos y en el que se rendirán algunos de los combatientes españoles extranjeros. Este mercenario de extrema derecha volverá a casa sin ser detenido ni interrogado. Sin pasar por el calvario policial y judicial que sufrieron ocho milicianos de izquierda a su regreso del Donbass en 2015, tras ser calificados por los medios españoles de “prorrusos”.

¿Ha hablado algún medio sobre Fahrudin Sharafmal, un presentador ucraniano que, en directo, pidió la decapitación de todos los niños rusos? ¿Qué hay de Gennadiy Druzenko, director de un hospital voluntario móvil, que ordenó castrar a los soldados rusos por ser "cucarachas"? ¿Y sobre los actos de humillación pública, en Ucrania, de gitanos, pintados de verde y atados a postes? Nada.

El regimiento Azov, formado por neonazis, es una fuerza de reserva voluntaria de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Y sus miembros, los nazis, son, por así decirlo, entrevistados por medios como CNN. Azov ha recibido armas de gobiernos europeos, como el de España, compradas con mil millones de euros del “Fondo Europeo de Apoyo – no te rías, no – a la Paz”. En el canal español Cuatro, un “experto” sermoneaba con serenidad sobre cómo usar esta arma para “matar más rusos”: “Soy optimista en cierto modo, nada más. Hay que matar más rusos (…) porque los ucranianos, la gente lo necesita para poder llegar a una buena negociación”, dijo el instructor militar José Jiménez Planelles.

En Portugal, un juez levantó el requisito de que el neonazi Mario Machado compareciera quincenalmente, luego de que este se ofreciera a viajar a Ucrania para brindar -control de la risa- “ayuda humanitaria”.

¿Que el presidente Volodymyr Zelensky otorgó el título de Héroe Nacional de Ucrania a Dmytro Kotsyubail, líder del grupo paramilitar Pravy Sektor, artífice de la masacre sindical de Odessa de 2014, en la que 46 personas fueron quemadas vivas? Ellos no lo escucharán.

¿Que el Servicio Secreto de Ucrania asesinó a un miembro de su propia delegación negociadora con Moscú por "traición"? Cosas de guerra.

En la televisión nos muestran una exhibición-manifestación por los niños y niñas muertos estas semanas en Ucrania. Excelente. Y la exposición de Moscú “Mira a los ojos del Donbass”, sobre los más de 150 menores asesinados por las fuerzas ucranianas durante los últimos ocho años, ¿en qué formato se publicó?

Noticias falsas para la guerra

Tienes que transformar un tanque ucraniano que aplasta un coche en un "tanque ruso". Un misil ucraniano que derriba un bloque de viviendas en un “misil ruso”. Una niña de Donbass víctima de las tropas ucranianas, en una niña de Kiev.

Hay cientos de noticias falsas similares. El informativo de Antena 3, el más visto en España, abría con imágenes de una explosión en China como si fueran bombardeos rusos.

“Carnicería”, titulaba el diario italiano La Stampa, con una foto de civiles masacrados en un bombardeo ruso. ¿Ruso? No. La foto era de Donetsk (Donbass), donde 30 civiles fueron asesinados por un misil… ucraniano.

El gobierno ruso asegura que no ha pedido armas a China. China lo confirma. Pero, ¿qué nos dicen los medios? Palabra por palabra, lo que dice el gobierno de los Estados Unidos…

Racismo clasista de ojos azules

La loable solidaridad con la población refugiada de Ucrania pasa, una y otra vez, por un filtro de racismo clasista. Reportero de NBC: “No son refugiados de Siria, son de nuestra vecina Ucrania. Ellos son cristianos Son blancos. Se parecen mucho a nosotros”. Reportero de CBS: “No es un lugar, con todo respeto, como Irak o Afganistán, que haya tenido conflicto durante décadas, es un país relativamente civilizado y europeo”. Un entrevistado por la BBC: “Son los europeos de ojos azules y pelo rubio los que están siendo asesinados”. Un testimonio en la Sexta: “Estos no son los niños que estamos acostumbrados a ver en la televisión, sino niños con ojos azules y eso es muy importante”.

Y como guinda, un noticiero de las 13 h (y esto no es una parodia): “¿La situación de los refugiados? Bueno, puedes imaginarlo. Y estas son personas como tú y como yo. Vi bolsos de Dolce & Gabbana, ropa de Louis Vuitton, gente que perfectamente podría estar en Madrid, es gente como nosotros y vive en unas condiciones totalmente deplorables”.

The New York Times  publicó un mapa sobre el desplazamiento de personas: las familias ucranianas en Polonia son “refugiados”. Los de Donbass en Rusia, sin embargo, son "migrantes". Incluso si huyen de las bombas ucranianas.

Mientras la Unión Europea ha dado la orden de regularizar, de forma extraordinaria, a millones de ucranianos, la población africana sigue siendo recibida a garrotazos por la policía europea. Esto es para los que llegan vivos. En el último naufragio de marzo murieron cuarenta y cuatro personas frente a Canarias.

La geopolítica exige que no martillemos nuestras conciencias con los más de 10.000 niños asesinados en Yemen por misiles saudíes, cuyo gobierno, amigo de Occidente, no recibe sanciones. Ninguna.

Política en el deporte: ayer prohibido, hoy obligatorio

Gran Hermano también entró en el ámbito deportivo. Los seguidores del Estrella Roja de Belgrado protestaron contra la OTAN en las gradas de su estadio, haciendo visibles los nombres de los países bombardeados. Inmediatamente, la reacción del periodismo europeo: mentir sobre el supuesto carácter “neonazi” de tal pasatiempo. Falso.

En 2009, el futbolista Frédéric Kanouté fue multado con 3.000 euros por la FIFA por mostrar una camiseta a favor de Palestina. En 2016, por la misma condena de Israel por parte de su afición, la UEFA sancionó al Celtic Glasgow. Pero ahora jugar a la política en el campo y apoyar al gobierno ucraniano es obligatorio para todos los clubes de fútbol.

“Dos personas ya identificadas por la Ertzaintza han mostrado su apoyo a Rusia. Banderas a favor de Rusia en San Mamés. Banderas y pancartas. La Ertzaintza ya ha identificado a los autores”: así decía el comentarista catalán Josep Pedrerol, intentando criminalizar a quienes portaban banderas de la República Popular de Donetsk (en Donbass), un pueblo masacrado, durante ocho años, por el ejército ucraniano y que votó masivamente por su independencia. Pero en los medios leemos que se trataba de “pancartas a favor de la invasión rusa”.

El empresario ruso Roman Abramovich se vio obligado a vender el equipo de fútbol inglés Chelsea debido a la presión política y mediática. Pero el reino seguirá en manos de la Casa Real Saudí, que ha bombardeado Yemen durante siete años y ha matado a más de 300.000 personas allí. Por cierto, el 12 de marzo, 81 personas fueron ejecutadas en Riad en un solo día. Pero la Supercopa de España seguirá celebrándose allí, en Arabia Saudí, que paga a la Federación Española de Fútbol 30 millones anuales. Todo es muy consistente.

La política de chantaje global significa que los empresarios rusos son castigados no por sus decisiones, sino por las del gobierno ruso. Al igual que sus atletas que no pueden competir con la bandera de su país ni en los mundiales ni en los Juegos Olímpicos. El piloto ruso Nikita Mazepin ha sido despedido del equipo Haas de Fórmula 1. El tenista Daniil Medvedev tendrá que "rechazar a Putin" si quiere participar en Wimbledon. Y el Gran Maestro de Ajedrez Sergey Karjakin recibió una sanción de seis meses.

La Federación Ucraniana de Fútbol despojó a Anatoliy Tymoschuk, uno de los mejores jugadores de su historia, de todos sus títulos y de su licencia de entrenador, por “su silencio ante la invasión rusa”. El luchador ucraniano Maxim Ryndovskiy fue torturado y ejecutado por neonazis, acusado ​​de “equidistancia” en el conflicto con Rusia. ¿Causó esto escándalo en la prensa deportiva?

La caza de brujas en la cultura.

La caza de brujas también ha entrado en la cultura. El ruso Valeri Guergiev ha sido destituido de su cargo como director de la Orquesta Filarmónica de Múnich. Los teatros europeos, como el Teatro Real de Madrid, están cancelando las funciones del Ballet Bolshoi. La Orquesta Filarmónica de Cardiff (Gales) ha retirado de su repertorio las obras de Tchaikovsky. Debido a las protestas, la Universidad de Milán tuvo que revertir su decisión de eliminar un curso sobre Dostoievski. Y el de Córdoba, no sólo rompió relaciones con el profesorado ruso, sino que amenazó con hacerlo con el de Cuba e Irán “si no rechazaban la invasión rusa”. El rector de la Universitat de València ha pedido la “autoexpulsión” de todos los estudiantes rusos.

En Arlington (Virginia), un maestro de escuela que incluyó el punto de vista ruso en un curso sobre la guerra de Ucrania fue filmado y denunciado por un alumno. Inmediatamente fue suspendido por difundir “propaganda rusa”.

La locura no para. El nombre del cosmonauta Yuri Gagarin, el primer hombre en el espacio y que murió hace 54 años, ha sido eliminado de un evento benéfico de la Fundación Espacial de los Estados Unidos. Muchos medios difundieron el bulo de que Rusia iba a abandonar a un astronauta estadounidense en el espacio, lo cual es completamente falso. Como falso, el traje amarillo de unos cosmonautas rusos en la Estación Espacial Internacional fue un “acto de apoyo” a Ucrania.

¿Crímenes de guerra?

Putin es acusado de ser un "criminal de guerra" en los medios, que nunca aplicaron este término a George W. Bush, José María Aznar o Tony Blair, tras la invasión de Irak, que provocó cientos de miles de muertos.

¿Ha recuperado algún canal de televisión el vídeo del actual presidente de EEUU sobre el bombardeo de Yugoslavia? Bueno, dijo exactamente esto: “Fui yo quien sugirió bombardear Belgrado. Fui yo quien sugirió enviar pilotos estadounidenses para destruir todos los puentes”. Eso fue en 1999. La OTAN lanzó 2.300 misiles y 14.000 bombas en 78 días. La organización asesinó a más de 2.000 civiles. ¿Y qué papel jugaron los medios de comunicación que ahora se adornan con la bandera de Ucrania? Recordemos sólo la portada de la revista Time: “Llevar a los serbios al infierno: Un bombardeo masivo abre la puerta a la paz”.

Autodeterminación a la carta

Nos dicen que Putin es un tirano porque -afirman- prohíbe las manifestaciones contra la guerra. Zelensky acaba de prohibir la actividad de once partidos, casi todos de izquierda, además del Partido Comunista, que ya era ilegal por ser “prorruso”. Todo con el apoyo de la Unión Europea.

El gobierno lituano ha cancelado una donación de 400.000 vacunas anti-Covid19 a Bangladesh, porque este gobierno se abstuvo durante la votación para condenar a Rusia en la ONU.

Suiza, cuyo banco guardaba el oro del Tercer Reich, que protege a narcotraficantes y estafadores de todas las tendencias con el secreto bancario, en un "gesto ético ¿después de la extraña amenaza, quizás?– “abandonará su neutralidad y se sumará a las sanciones económicas” contra Rusia.

Y finalmente, hablemos de la soberanía y la libre decisión de los pueblos.

España acaba de seguir el rumbo marcado por Donald Trump frente a Marruecos: acepta su ocupación ilegal del Sáhara y apuñala por la espalda al pueblo saharaui que sigue sufriendo los bombardeos marroquíes.

Exactamente en cuanto al Sáhara, ni España, ni Estados Unidos, ni la Unión Europea, ni Ucrania están dispuestos a respetar la voluntad inequívoca, expresada en referéndum y por casi el 90%, de la población de Crimea y Donbass.

Es que, en los medios occidentales, transformada en la artillería ideológica de la OTAN, ni siquiera se menciona como una de las claves ineludibles para la solución del conflicto.

Hoy vivimos un macartismo en estado puro. Una dictadura mundial. Contra lo cual será imprescindible organizar la resistencia.

https://nouveau-monde.ca/ukraine-le-ministere-de-la-verite/  

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