15.2.24

No debe sabernos mal constatar esta realidad que es enfocarnos en nosotros mismos

© UNA ÉTICA PARA LA VIDA                       

Retomando algunos de los aspectos expuestos en mi escrito Colectivo o Individual querría desarrollar el de la ética del egoísmo incluida en la filosofía del Objetivismo de Ayn Rand.

• Cada individuo tiene su propia situación y debe desarrollar su propia tarea personal: logros pequeños o grandes pero frutos siempre de su iniciativa y creatividad.

• Todos y cada uno debemos hacer nuestra aportación personal al mundo que nos acoge y del que sacamos provecho. En contrapartida a lo que recibimos o usufructuamos, nosotros le entregamos nuestra parte.

• No estamos en este mundo para cuidar a nadie más que a nosotros mismos. Nuestro esfuerzo debe comportar una gratificación como estímulo para seguir contribuyendo a su avance.

• Nuestra relación con otro, debe ser siempre un intercambio en el que ambos salgamos beneficiados. En ningún caso se puede dar un intercambio del que salgamos perjudicados.

• Definir una filosofía ética según la escala de valores propia y ser consecuentes con ella es la clave para ir bien por la vida y ahorrarse malentendidos y derroches inútiles de energía.

Nuestra responsabilidad primordial es cuidar (física y mentalmente) nuestra vida. Ésta es una tarea que no termina nunca, sino que pide continuos cuidados.

En una época en la que hemos delegado (o nos hemos dejado arrebatar) un montón de derechos personales, esta responsabilidad se ha volatilizado y ahora estamos a merced de aquellos que nos gobiernan.

Hemos claudicado por comodidad o por seguridad y lo que nos espera no es precisamente halagador. Así que ahora toca un doble esfuerzo: Recuperar nuestros derechos y hacerlos valer.

No es muy difícil, basta con proponérselo, teniendo en cuenta -una vez más- que es una tarea que sólo depende de cada uno, que cada uno debe hacerla por su cuenta.

Pero, ¿no se había dicho por doquier que era cosa de todos unidos el poder enderezar la situación? Pues “error” porque “todos” y “unidos” es un oxímoron por la inoperancia práctica demostrada.

Además, recordando los puntos mencionados al principio, cada uno debe moverse por su propia escala de valores y velar por sus propios intereses de cara a mantener su vida.

Descartemos objetivos colectivos y aboquémonos a conseguir de personales que pueden coincidir con los de otros pero sin estar condicionados y así puede haber más margen de éxito.

Reunirse en grupos de afinidad es útil y conveniente, pero sin perder de vista que las iniciativas siempre tendrán que ser personales, según los valores y el compromiso de cada uno.

Por muy chocante que resulte este planteamiento, no hay otra opción práctica si lo que queremos es avanzar en logros concretos y no perdernos en disquisiciones inútiles.

Aunque no parezca lo correcto, la cuestión es que sólo los esfuerzos individuales son el medio para producir cambios graduales y, al menos, ser de provecho para quienes se arriesguen.

Siempre ha sido así aunque con demasiada frecuencia se quiera desvirtuar la acción individual en pro de una supuesta “unión de intenciones” que habitualmente acaba como el rosario de la aurora.

No debe sabernos mal constatar esta realidad y actuar en consecuencia que no es otra que enfocarnos en nosotros mismos y lanzarnos a conquistar los objetivos que creamos oportunos.

Seguro que los avances que vayamos haciendo por separado nos ayudarán a alcanzar metas colectivas de las que podrán disfrutar muchos otros (como siempre ha sido)

O así me lo parece

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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 15 febrero 2024

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