© ¿OS SUENAN ESTAS PALABRAS?
SOLIDARIDAD, CIVISMO,
RESPONSABILIDAD…
Todos tenemos a mano diariamente hacer de nuestra actuación
una muestra de solidaridad, civismo y responsabilidad... pensar que no estamos
solos, que con nuestros actos podemos contribuir al bienestar de otros sin
demasiado esfuerzo por nuestra parte.
Prestando atención a los pequeños detalles conseguiremos
entre todos un entorno más limpio, más amable, más acogedor... rebajando la
tensión que nos provocan con tanto de interés "aquellos que todos sabemos".
Hacernos más agradable el vivir unos a otros está a nuestro alcance sólo teniendo presente lo de “hoy por ti, mañana por mí” que es la consecuencia natural de procurar entre todos un mundo más ordenado, una comunicación sana y abierta.,.
Es la observancia de la regla de oro: "Lo que quieras
para ti hazlo a los demás" o su equivalente "lo que no quieras por ti
no lo hagas a los demás".
Desde aparcar bien para dejar espacio para otro coche, hasta
respetar el espacio y la tranquilidad en la playa. Desde llenar agujeros para
evitar accidente hasta recoger algún desperdicio del suelo...
Que el malestar incubado dentro de nosotros por todo el
desbarajuste social reflejado en mil cuestiones, no lo desahoguemos entre
nosotros añadiendo más crispación al ambiente
Da gusto comprobar que cuando alguien toma la iniciativa en
alguno de estos pequeños aspectos otros se añaden y se crea una complicidad
humana muy bonita... por lo poco habitual.
La separación artificial creada entre la gente, bloquea
muchos actos sencillos por comodidad, prejuicios y sobre todo por MIEDO: “No es
cosa mía, ya están los que deben hacerlo”
Al fin y al cabo esta “dejadez pública” que nos empapa es la
muestra fehaciente de haber perdido la iniciativa, la capacidad de decisión, en
definitiva, el miedo a no hacer lo correcto y así nos vamos cerrando y
reduciendo nuestro campo de posibilidades.
El hecho de echar siempre la culpa a otro (a veces con
razón) no quita que somos nosotros quienes nos vamos desprendiendo de
responsabilidades y con ello baja nuestra categoría humana.
La falta de certezas en la vida no es el problema sino la
condición básica para que espabilemos y vayamos haciendo camino probando cosas
y aprendiendo de los aciertos y los errores
Mejor hacer que no hacer porque los errores se pueden
corregir pero lo que no hayas hecho quedará para siempre por hacer y nunca
sabrás cómo te habría ido
El otro gran problema (obstáculo o prejuicio) a superar es
desestimar “lo que dirán” y actuar tal y como la conciencia te inspire y sólo
el sentirse bien después de haber actuado es la razón de haberlo hecho.
Aunque juzguemos nuestros actos (hechos o no hechos) por la
mirada de los demás, lo que hace falta es que sea sólo con nosotros mismos a
los que rendimos cuentas.
Si hacemos algo que beneficia a alguien, en nuestro interior
sentiremos el bienestar correspondiente y a la inversa, si perjudicamos a
alguien, en nuestro interior nos sentiremos mal.
La cosa está bastante clara y practicarla no es nada
complicado y reporta un montón de pequeños beneficios que sumados van creando
ese ambiente agradable que tanto se echa de menos.
O así me lo parece
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 22 julio
2024
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