© UNA VISIÓN OBLIGADA
Ayudarnos mutuamente, respetarnos, querernos... son los
ingredientes imprescindibles para conseguir una marera de vivir constructiva,
en paz y bienestar.
Sólo estar pendientes de los demás para reprocharles algún
error o, aún peor, para juzgarlos indebidamente, está en la base del malestar
general, por encima de los problemas propios que cada uno pueda arrastrar.
Parece que diciendo mal del otro o denunciando algún error, nos resarcimos de nuestras penas cuando es todo lo contrario. Si ver infeliz al otro nos da felicidad a nosotros, mal vamos...
Necesitamos recordar aquella acertada reflexión de que todos
somos una sola cosa y por tanto, lo que haces -o dejas de hacer- al otro, a ti
mismo te lo haces.
Sobre el papel es muy fácil de entender pero en la práctica
resulta todo lo contrario. Movidos por la envidia o la ignorancia vertemos
sobre el otro nuestras miserias pensando inútilmente que así nosotros nos libraremos
de ellas.
La fórmula del bienestar compartido no acaba de arraigarse
en nosotros por el miedo a perder lo que podamos dar, que es al revés, pues
cuanto más damos, más tenemos, más nos retorna.
¿Qué pierdes cuando ofreces una sonrisa? ¿No te sientes
mejor cuando puedes ayudar a alguien que lo necesita? Cuando saludas o das las
gracias por un favor recibido, ¿no te hace sentir bien?
Sólo hace falta que comparemos esta situación con la luz del
sol, el aroma de las flores, la frescura del mar y cualquier fenómeno natural
que se producen con abundancia y libertad y que pueden ser gozados por quien
quiera, de forma ilimitada y gratuita, sin que se agote su existencia.
La actitud de pensar en el otro, de respetarlo e incluso de
tolerarlo es el fundamento de una buena vida para todos y la clave para
desmontar esta degeneración actual.
Tener en cuenta los valores de la amistad, la lealtad, el
honor, el compromiso, la rectitud, la responsabilidad, la confianza, la
paciencia... que todos podemos exhibir y hacer uso cotidiano.
Todos estamos sometidos a descalabros de la vida, de una u
otra especie. Con frecuencia necesitamos ayuda para enfrentar quehaceres
diversos y cuando nos la dan nos sentimos felices y aliviados.
Todo el mundo tiene algo que dar, alguna capacidad que le
puede faltar a otro. Poder compartirla tiene doble finalidad: Sentirse
agradecido por disponer de ella y ayudar a quien lo necesita.
Si la vida es un juego, seamos buenos jugadores,
intercambiémonos las cartas en provecho mutuo: Se trata de jugar, no de ganar...
no ganamos nada si no ganamos todos.
Todos nacemos y morimos. Todos queremos amar y ser amados.
Así pues, apliquemos siempre la regla de oro: Haz a los demás lo que quieras
que los demás te hagan a ti y, la contraria, no hagas a los demás nada que no
quieras que los demás te hagan a ti.
¡Mira si es sencillo a primera vista!
O así me lo parece.
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 21
octubre 2024
OTROS ESCRITOS DEL MISMO AUTOR
https://masacriticaconsciente.blogspot.com/p/escritos-propios.html
Bona nit Joan, Amic y familia consciente. Pues de nuevo la causa y la sincro me invitan a escribiros, el ligado a lo Holdsworth de este post y la guasa de esta mañana tiene su aquel. Ayer me regalaron unas panteras rosas y esta mañana según hacia el café me vino un tarareo muy recurrente y hasta grabe un video que saldrá en un nuevo e inminente post. Según miraba el bollito rosa me vino Edit Piaf y su canción a la mente y me salió esta impro jaja, Si quieres desayunar, con alegría sin par, comé pantera rosa. Si tienes a quién amar, no lo dudes jamás, la vida te da rosaaas. Ama, por el placer amar y entona tu canción.
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