26.10.23

No debemos tener miedo al agua pero hemos de velar por que la riada no se nos lleve

© QUERERSE UNO MISMO                  

Quererse uno mismo es darse el respeto y el amor que todos merecemos. Significa tener en cuenta nuestras necesidades y aceptarnos en todas nuestras facetas, atreviéndonos a ser quienes somos. Implica también no juzgarnos ni criticarnos por cada error que cometemos.

Cuando parece que todo son incertidumbres, cuando se han casi desvanecido todos los asideros morales, cuando el porvenir no se vislumbra con claridad, hay que centrarse en lo más importante de la vida: Cuidar de uno mismo, arroparse, acariciarse, escucharse, apoyarse incondicionalmente.

Debemos rehacernos de los zarandeos que nos llegan de todos lados. Necesitamos cultivar la calma, la integridad, la confianza. Nuestra fortaleza interior es nuestro objetivo prioritario.

Nos quieren bien desorientados, aplastados, desencantados... y en general parecen salirse con la suya, por eso debemos concentrarnos en nosotros mismos y reactivar nuestro potencial.

Ahora se necesitan hombres y mujeres con las ideas claras y los corazones sensibilizados que floten por encima del desbarajuste propiciado en contra del ser humano.

Debemos restaurar los valores que siempre han sustentado nuestra estancia en este mundo y han facilitado nuestras relaciones y convivencia.

Es el momento de primar lo que es importante en la vida: honestidad, dignidad, compasión y en esta lista cada uno puede añadir los valores que crea oportunos.

Hay que salir de este pasotismo fruto del desencanto inducido por tantas y tantas ideologías banales y malintencionadas que contaminan las mentes de todos.

La perversión de las ideas y del significado de las palabras ha sembrado el desconcierto y el desánimo en todos los niveles provocando la dispersión y el nihilismo producto de tal manipulación.

Nuestra respuesta es hacernos cargo de nosotros mismos y, en la medida de lo posible, acoger a todos aquellos que se sientan perdidos y pidan ayuda.

Somos la “carne de cañón” de quienes se creen ostentar el poder en la Tierra. Así continuaremos si no nos responsabilizamos de nuestra vida y de nuestra trascendencia

Cada uno lo tiene todo a mano y no hace falta que busque fuera soluciones mágicas. Sólo volver a ponerse de pie y con el corazón limpio nos dará la fuerza para seguir nuestro camino.

Todas las calamidades que nos rodean pueden y deben despertar nuestra compasión pero no debemos dejarnos atrapar por dos razones: No está a nuestro alcance hacer nada y debemos mantenernos íntegros para los retos que nos afectan.

Es fastidioso tener que decidir “hacer o no hacer”, el eterno dilema entre la cabeza y el corazón, pero la realidad es la que es y hemos de saber movernos siempre cuidando de nosotros mismos en primer lugar.

Hay mucho trabajo por hacer y hay para todos, para el nivel de cada uno. No debemos dejarnos agobiar ni deslumbrar por tareas excesivas que nos sobrepasan.

Por poco que hagamos ya será de utilidad, al menos, para afirmarnos como seres solidarios con los demás a los que se puede ayudar de muchas formas, no necesariamente de forma física.

En resumen, no debemos tener miedo al agua pero hemos de velar por que la riada no se nos lleve. Ser conscientes de nuestro sitio en este juego inmenso nos irá guiando por donde sea necesario estar.

Mantenernos fuertes y enteros nos permitirá ser más útiles cuando nos toque actuar.

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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com – 26 octubre 2023

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