© EL MOVIMIENTO SE DEMUESTRA ANDANDO
La vida es un camino de experiencias y aprendizajes del que
cada uno de nosotros saca el provecho que puede o que sabe.
Según se mire parece un juego, con sus reglas, sus
obstáculos, sus castigos y sus recompensas.
Si nos lo tomáramos así quizás nos iría mejor, al menos, no nos agobiaríamos tanto haciéndonos preguntas de las que no sabemos o no podemos encontrar respuesta.
En favor de creer que nuestro paso por este mundo se puede asimilar a un juego está la limitación de tiempo que disponemos para participar y la diversidad de pruebas que se plantean.
En cuanto a su “trascendencia” seguiría existiendo porque de
hecho no sabemos cómo hemos entrado ni cuándo tendremos que salir del mismo
y... ¡para qué sirve realmente!
Todo ello elucubraciones que vienen a la mente para tratar
de dar sentido a una realidad esquiva e inaprensible que nos tiene a todos
bastante preocupados.
Si nos avenimos a esta posibilidad y tanto si estamos de
acuerdo como no, no tenemos otro remedio que “jugar” nuestra partida y salirnos
airosos de ella.
Por eso, y tomando el título de este escrito, lo que
necesitamos es ponernos en marcha, seguir nuestro camino y movernos de forma
atenta y permanente.
Con la expresión tomada de Machado “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” quisiera resumir
la norma principal que creo debemos observar todos los “jugadores”.
Sin rechazar las reflexiones y valoraciones teóricas que
podemos ir haciendo (y que es necesario hacer) lo más importante es moverse
para poder ir descubriendo nuestro entorno, tanto interior como exterior.
De ahí pues un dicho que yo reconozco como válido: el movimiento se demuestra andando
porque se ajusta bastante a la tarea que nos ocupa y se contrapone a las
divagaciones.
Toda esta palabrería para tratar de buscarle, sino sentido,
alguna justificación a nuestro vagar, muchas veces desconcertado, por este
mundo.
Un poco tal vez como Sísifo con su eterno (¿e inútil?) subir
la piedra arriba la montaña que refleja en cierto modo la sensación que nos
agobia.
Bien, está resultando una reflexión algo deshilachada y
dispersa sin un objetivo demasiado concreto. No sé si es adecuado soltar los
pensamientos sin querer ponerle demasiado orden pero hoy ha ido así.
En cualquier caso siempre va bien "vaciar la
cabeza" y poner las cosas por escrito porque así te haces más cargo y ves
nuevas posibilidades.
Es un constante darle vueltas a lo incomprensible, al
absurdo, a todo lo que escapa a nuestro entendimiento porque nos hace sentir
vulnerables.
Dejémoslo aquí.
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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com – 4 octubre 2023
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