© CUESTIÓN DE SUPERVIVENCIA
Necesitamos tener los pies en el suelo y replantearnos muchas cosas: creencias, aspiraciones, compromisos, necesidades, valores... Tenemos que lidiar con las circunstancias que nos rodean y por eso hay que ser realistas y pragmáticos.
Si echamos un vistazo a nuestra situación, salta a la vista
el desconcierto en el que estamos sumidos y que nos provoca desorientación e
impotencia a la vez que contradicciones anímicas.
Tenemos unos principios, una conciencia de la vida, que nos han llevado a una disonancia cognitiva con la forma en que el mundo parece desarrollarse.
Para no chocar con la realidad debemos pasar por alto muchos
aspectos que nos parecen intocables y si no lo hacemos, se hace presente una
lucha y un desgaste continuos sin ninguna gratificación práctica más allá de la
lealtad con nuestras convicciones íntimas.
La cuestión es que ese dilema, esa división real, entre lo
que sentimos y lo que hacemos nos genera malestar y decepción que se añade a la
penosa realidad en la que nos movemos.
Parece urgente salir de esta divergencia para no seguir
derrochando energía inútilmente, al menos, durante una temporada. Sin que
suponga 'dar el brazo a torcer' nos conviene algo de tregua, de paz, hasta que
se den unas condiciones más favorables.
El objetivo es sobrevivir en medio de la oscuridad, algo muy
difícil de conseguir si nos empeñamos en ir contra corriente. Renunciar
provisionalmente a criterios personales es sólo una táctica.
Todo el mundo es libre de elegir el camino que más le
plazca, aunque el desaguisado, al ser global, no deja margen de escapatoria que
no sea tan sólo testimonial.
La dinámica social es la que es, provocada y manipulada, sí,
pero asumida por la gran mayoría, por tanto si todos somos co-responsables no
encaja que por otra parte nos pongamos en contra.
Nos ha tocado una época embrollada como tantas otras ha
habido y que cada grupo humano se ha encontrado y ha tenido que desenvolverse
como ha podido.
Lo que tenemos encima no es mejor ni peor que otras
situaciones históricas que se han sucedido, lo que ocurre es que ahora somos
nosotros los afectados y por eso nos exclamamos.
Dicen que no hay mal que cien años dure y que 'todo pasa'
por tanto fortaleza de corazón y seguro que saldremos adelante.
O así me lo parece
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 28 abril
2025
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https://masacriticaconsciente.blogspot.com/p/escritos-propios.html
Hola Joan, bon dia. Gracias por tu consejos pues como tu bien dices, estamos inmersos en un proceso que nos crea infinidad de dudas y que no logramos discernir si estamos actuando correctamente, si es correcto el camino, si debemos seguir o incluso abandonar y "ser como el resto"... La disonancia cognitiva (verdadero/falso) y las distracciones (compras, enfermedad, trabajo, niños, obligaciones...) a la que nos someten diariamente ejerce tanta presión que sufrimos un verdadero desgaste emocional, psíquico y espiritual, a parte del físico que nos afecta desde el nacimiento. Pero debemos alegrarnos, recuperarnos y seguir en la brecha pues "no hay mal que cien años dure" y siempre hacer caso "al camino del corazón" o lo que mejor resuene en nuestro interior y nos haga sentir/vibrar que es así, sin causar daño ni perjuicio a nadie ni nada. Gracias por tus palabras y consejos, además de tu selección de artículos. Miguel.
ResponderEliminarGracias Miguel por tu comentario.
EliminarEstoy de acuerdo en que hay que seguir el camino del corazón y hacer caso de lo que más nos resuene en nuestro interior, así que, manos a la obra y a vivir con plena confianza.
Joan