UN SISTEMA EN DESCOMPOSICIÓN
PARA LOS QUE AÚN SE ATREVEN A PENSAR
Hace tiempo que la realidad se volvió insoportable. Pero no
porque no haya información. Sino porque hay demasiada. Demasiado titular,
demasiada alarma, demasiada miseria y demasiado cinismo.
Nos saturaron el sistema nervioso. Y lo lograron: la gente
ya no quiere pensar. Quiere sobrevivir.
Pero justo ahora, justo cuando todo parece arder al mismo tiempo, es cuando más falta hace parar, respirar y mirar con otros ojos.
Esto no es una editorial. Es una pausa. Un grito sereno
entre tanto ruido. Un intento de ordenar lo que está pasando, porque solo quien
entiende el mapa puede salir del laberinto.
No son hechos sueltos. Es un patrón.
Lo que verás a continuación no es una lista de desgracias. Es
una radiografía del sistema.
Un sistema que se sostiene sobre tres columnas: el saqueo,
el desgaste y el control.
Y que te necesita agotado, confundido y obediente.
1. El saqueo institucional
Empezamos con lo básico: la hucha de la Seguridad Social ya
no existe.
El dinero fue gastado y ahora se tira de deuda pública.
Deuda que firmaron ellos, pero que pagarás tú. O peor aún: tus hijos.
Mientras tanto, el mismo Gobierno que te baja el sueldo e
impone nuevos impuestos, se sube el salario, se paga dietas de lujo, y se gasta millones en “necesidades
institucionales”.
¿Te parece ciencia ficción?
Te lo parecerá aún más cuando sepas que autónomos y empresarios
—los que aún sostienen lo poco que queda en pie— están siendo ahogados
fiscalmente con impuestos, cotizaciones y normas laborales que solo conducen a
despidos, cierres y más pobreza.
Y por si fuera poco: los agricultores, responsables del
alimento que pones en tu mesa, sufren el saqueo verde: impuestos ecológicos,
restricciones absurdas y penalizaciones que hacen inviable la producción.
¿El resultado?
Subida brutal del precio de los productos primarios,
mientras los supermercados inflan los márgenes. Y tú, pagando. Como
siempre.
2. El desgaste psicológico
¿Te has dado cuenta que los escándalos ya no escandalizan?
Salió un informe de la UCO con pruebas: conversaciones, fotos del dinero,
mensajes incriminatorios de miembros del gobierno.
¿Y qué pasó? Nada. Nadie dimitió. Nadie fue cesado. Nadie
explicó nada. Y tú, saturado, ya ni reaccionas. Porque te lo han hecho tantas
veces que te volviste inmune. Esa es la trampa.
Lo mismo con Gaza. Ahora todos los medios hablan de la
flotilla humanitaria, de la guerra, del drama… ¿Te interesa la causa? Bien. ¿Pero
te has preguntado por qué te la muestran ahora, en todos los titulares, a todas
horas?
Porque mientras miras allá, no ves lo que pasa aquí. Porque
mientras miras los misiles, no ves los impuestos nuevos. Ni la bajada de
sueldos. Ni las medidas fiscales. Ni el nuevo préstamo de Europa con
condiciones ocultas. Es la cortina de humo perfecta. Funciona cada vez.
3. El control como forma de vida
Mientras todo esto ocurre, se siguen construyendo las jaulas
modernas:
- Dinero
digital: sin billetes, sin efectivo, sin privacidad.
- Ciudades
inteligentes: con cámaras, sensores, apps de movilidad pero que no son
para ti.
Son para vigilarte. - Centros
de inmigrantes por doquier: mientras se cierran ambulatorios y servicios
locales para los de siempre.
Todo disfrazado de “progreso”, “solidaridad”, “transición
digital”. Pero en realidad: más control, más gasto, menos derechos.
Y si aún te atreves a quejarte, prepárate: el aumento de la
criminalidad es evidente. Pero si un policía hace su trabajo y detiene a los de
siempre… es él quien recibe la sanción.
Porque el sistema judicial ya no responde al sentido común:
responde a una agenda. Y esa agenda no es tu seguridad. Es tu obediencia.
4. El colapso moral
Hay cosas que hace 10 años hubieran llenado portadas durante
meses. Hoy pasan como noticias de segunda.
- Un
violador reincidente en libertad.
- Un
inmigrante quema viva a una joven en Canarias.
- Otros
matan a guardias civiles… y también están fuera.
- Una
niña violada por una “manada” de extranjeros… sin titulares. Sin justicia.
Sin indignación mediática.
¿Y sabes qué sí es noticia? Que tres hombres que sembraban
pasto y accidentalmente quemaron una hectárea van a la cárcel y pagan
150.000 €.
Eso es lo que somos ya: una sociedad donde el crimen se
indulta… y el trabajo se castiga.
Mientras tanto, avanza la islamización encubierta. Conductas
que antes eran aberraciones, hoy se normalizan:
- Mujeres
ocultas y silenciadas
- Relaciones
impensables aceptadas como “culturales”
- Niñas
agredidas sin condena pública
- Violencia
con escudo identitario
Y si lo señalas… el problema eres tú. Eres “racista”,
“facha”, “intolerante”.
El nuevo delito es ver lo que pasa y decirlo en voz alta.
5. Y mientras tanto… te enferman
El cuerpo también es territorio de control. Por eso la enfermedad se normaliza.
Por eso la medicalización crónica se
celebra. Y por eso la salud real
se silencia.
No te enseñan a comer, a respirar, a pensar, a moverte. Te
enseñan a medicarte, a depender, a obedecer.
Todo encaja. Todo es parte del mismo juego.
No es caos. Es cálculo.
Te cansan, te confunden, te enfrentan, te empobrecen…
Y cuando estás lo bastante roto, te ofrecen una solución que ya habían
diseñado.
Eso es este momento. Y eso es lo que hay que mirar, con ojos
fríos y corazón caliente.
Pero pensar es un acto revolucionario
Y si has llegado hasta aquí, si no has cerrado esta
editorial, si algo dentro de ti arde cuando lees… entonces estás vivo. Estás
presente. Estás viendo.
Y ver, hoy en día, ya es un acto político. Ya es
resistencia.
No te pido que salves el mundo. Te pido que no entregues tu
mente.
Que pienses. Que hables. Que compartas.
Y si puedes, que te unas a los que ya estamos construyendo
desde otro lugar.
No fue silencio. Fue preparación.
Lo sé. Dos meses sin escribir en voz alta se sienten como
una eternidad. Pero este silencio no fue abandono. Fue pausa. Fue estrategia.
Porque han pasado muchas cosas. Cosas que aún no puedo
contar. Y otras que están a punto de salir a la luz.
Mientras el mundo seguía ardiendo, yo no me quedé mirando el
fuego. Estuve construyendo. Pensando en los que, como yo, ya no pueden más con tanta desgracia, tanta
noticia vacía, tanta opresión disfrazada de política.
Y lo que viene, no es poco. Un manual real, sin maquillaje, para vivir libres de verdad.
Libre de deudas mentales.
Libre del sistema que te quiere obediente.
Libre del miedo a romper con lo establecido.
Pero no viene solo. Viene con una estrategia completa. Con
recursos, información y guía para los que estén listos para pasar al siguiente
nivel del juego.
Porque esto no va de sobrevivir. Va de recuperar la
soberanía.
De volver a ser dueños de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestro cuerpo,
de nuestro pensamiento.
Esta es mi misión. Y si tú también sabes que la única
victoria posible es la libertad, entonces te digo algo sin rodeos: Aquí tienes mi mano.
Nos vemos al otro lado. Con los que no se rinden. Con los
que piensan. Con los que actúan.
Blanca White
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