24.10.25

Un sincero intento de transparencia o la construcción de un nuevo mito geopolítico?

INVASIÓN EXTRATERRESTRE           

Creen que estamos en la antesala de una invasión alien de falsa bandera

El secretario de EE.UU, Marco Rubio, ha admitido públicamente que objetos “no humanos” han sobrevolado instalaciones nucleares del país. Una frase así, pronunciada por el número dos de la administración de Donald Trump, no es poca cosa. Sacude el escenario geopolítico y despierta la curiosidad: ¿Por qué revelar una debilidad?¿Control informativo?¿Manipulación social?

Rubio no es un outsider ni un político de paso por la conspiración. Como vicepresidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, tiene acceso directo a los informes clasificados que describen incursiones de Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) sobre las zonas más restringidas del país. En otras palabras: habla con conocimiento de causa.

Sus declaraciones, han sido recogidas en el documental The Age of Disclosure, que en su nota de prensa acredita que su investigación revela un encubrimiento global de más de ochenta años sobre el fenómeno OVNI. La idea viene apoyada por la participación de más de una treintena de políticos, altos funcionarios y agentes de inteligencia. Pero lo que en apariencia se presenta como una revelación, para muchos analistas es una sofisticada operación de ingeniería social  perfectamente sincronizada.


¿Revelación o manipulación?

La coincidencia entre el estreno del nuevo documental dirigido por Dan Farah y la difusión masiva de contenidos audiovisuales sobre contactos alienígenas no pasa inadvertida. Desde la filtración de vídeos del Pentágono hasta las recientes oleadas de Drovnis o incluso los rumores de que el telescopio espacial James Webb haya detectado una nave camino a la Tierra o más recientemente, todo lo que se relaciona con el 3I/ATLAS y una nave nodriza, los ciudadanos están siendo expuestos de forma sistemática a la idea de una presencia no humana, pero sin obtener nunca pruebas concluyentes.

Los defensores de la teoría del Nuevo Orden Mundial  interpretan esta campaña como un programa de condicionamiento psicológico destinado a unificar percepciones, debilitar la confianza en los gobiernos nacionales y preparar el terreno para un relato de amenaza externa global. Una amenaza que, de llegar a materializarse, justificaría el nacimiento de un nuevo sistema de control planetario.

La idea no es nueva. En los años noventa, el canadiense  Serge Monast describió en su célebre  Project Blue Beam un supuesto plan para escenificar una falsa invasión extraterrestre mediante hologramas y tecnología avanzada, con el fin de imponer un gobierno mundial. Hoy, más de treinta años después, las declaraciones oficiales sobre “entidades no humanas” y los ejercicios militares de detección aérea parecen darle un inesperado aire de actualidad.

Así lo piensa, por ejemplo, el doctor Steven Greer, pionero en la divulgación con su «Proyecto Revelación» (The Disclosure Project). Lleva casi tres años advirtiendo de la «falsa invasión extraterrestre». Este traumatólogo estadounidense, dedicado a exponer los proyectos militares secretos relacionados con civilizaciones alienígenas, asegura que la «comunidad de inteligencia está jugando la carta de la amenaza global» y afirma poseer evidencias de la existencia de programas de defensa diseñados para una única y siniestra meta: prepararnos mentalmente para una inminente «guerra con extraterrestres».

Entre el miedo y la fe

Resulta curioso constatar como la misma élite política que, en otros momentos, ridiculizaba al fenómeno OVNI, aparece ahora reconociéndolo ante cámaras. Si esto fuera solo una campaña por transparencia, ¿por qué tantas reservas y silencios aún? Y más importante: ¿por qué ahora?

The Age of Disclosure no afirma explícitamente que haya una operación psicológica en marcha, pero sí alimenta la sospecha. Su narrativa mezcla documentos desclasificados, testimonios de militares y confesiones de políticos como Rubio para insinuar que la verdad sobre los OVNIs podría estar siendo dosificada.

El miedo, como ya se sabe, es un recurso político de primer orden. Y cuando el miedo se reviste de ciencia ficción, el impacto emocional es aún mayor.

Los analistas de la conspiración apuntan a un patrón claramente definido: la construcción de un enemigo externo para justificación de poderes internos. Según esta hipótesis, la élite global necesita una “caja de crisis” definitiva. Y una invasión alienígena —aunque simulada— sería el escenario perfecto para implementar nuevas estructuras de control, gobiernos supranacionales y políticas de seguridad extrema.

Los paralelismos no son casuales: la estrategia de “inundar la zona”, como la definió el asesor político Steve Bannon  consiste en saturar la atención pública con múltiples crisis simultáneas. Si se normaliza la amenaza extraterrestre, se flexibilizan libertades, se celebran tratados de seguridad global y se legitima un mando único. 

El documental, en este contexto, se interpreta como la piedra angular de ese relato.

¿Estamos ante un sincero intento de transparencia o frente a la construcción deliberada de un nuevo mito geopolítico?

Rubio habla de “objetos no humanos” y los medios amplifican el eco. El público escucha. Y mientras tanto, el relato avanza: paso a paso, mensaje a mensaje, hasta que el día que miremos al cielo… ya no sepamos si lo que vemos es real o programado.

Fuente: https://www.espaciomisterio.com/

Visto en: https://maestroviejo.blog/una-invasion-extraterrestre-de-falsa-bandera/  

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