HAY QUE JODER A LA BANCA
La Banca internacional, los banqueros y los políticos, que son sus putas, son los responsables de la peor crisis que se conoce desde la Gran Recesión de 1929. No fue el hundimiento de la bolsa, sino la especulación. Los bancos concedieron crédito ilimitado a los inversores en Wall Street.
Es
decir, se creó una ingente cantidad de dinero de la nada. Todos sabemos cómo
terminó la Gran Recesión de 1929: con una guerra mundial, la Segunda, provocada
por el sionismo internacional como respuesta punitoria a la reacción de la
Alemania nazi ante la destrucción de toda la economía alemana por la usura
internacional.
Esto son hechos, no propaganda neoliberal. El nazi era un partido tan de izquierda como lo era el PCUS. Ninguno de los dos me gusta más que cortarme las uñas de los pies—que apenas llego con la barriga cervecera que tengo. Pero lo hago una vez al mes porque no me queda más remedio, lo mismo que se las corto a mi perro. Y lo mismo me pasa con la primera frase de este artículo: que es la verdad y no hay otro remedio que reconocerla.
Pues bien, los banqueros españoles son cada vez más internacionales por razón de matrimonio de conveniencia o de que se están volviendo unos hijos de puta de marca mayor. No lo sé. Pero Ana Patricia Botín, el banquero más importante de España, dicen que lleva una kipá en la pipa del coño en vez de bragas. Y últimamente los bancos están demostrando que son enemigos de la población de a pie que sobrevive en España.
Como viven del
dinero gratis del Banco Central Europeo y de la compra de deuda, les importa un
huevo que te lleves tu nómina a otra parte. Y te pagan intereses negativos por
dejar tu dinero en su banco. Eso de pagar intereses negativos es una metáfora
de que te cobran por prestarles pasta, en realidad. Lo mismo que te cobran por
sacar dinero en un cajero. Y no cualquier minucia, sino el 2% con un mínimo de
2 euracos de vellón. Es como si un camarero te cobrara por devolverte el cambio
y, de propina, te dejara la cerveza caliente.
Los bancos no le prestan dinero a las personas físicas ni aunque sea para una necesidad de vida o muerte. «Muérete, persona física, pero bien lejos de aquí». Ni a las personas jurídicas. Están destrozando a las empresas a las que no renuevan créditos fundamentales para hacer frente al movimiento de caja diario, para darles liquidez. Es decir, hunden negocios que ingresan más de lo que gastan, pero a los que no les dejan ni un euro para acopiar mercaderías.
Ni prestan para comprar una vivienda, a menos que sea una
de los cientos de miles que ellos han embargado a otros ciudadanos. Entonces,
sí, para eso hay hipoteca. Para ganarse una buena mordida, porque el precio de
venta es muy superior al descontado al pobre desgraciado al que han dejado en
la puta calle con el resto de la deuda y las costas judiciales. Es como si al
que naufraga en medio del Atlántico le vendieran un salvavidas pinchado al
triple de su precio.
De modo que te lo dejo claro: tu banco es tu enemigo. Y
dispone de armas terribles contra ti porque el Estado lo protege como si fuera
un velociráptor de Parque Jurásico—no como a ti, que te humilla, te sanciona e
insulta tu inteligencia como si fueras un borrego, poca o mucha, eso es lo de
menos, que no ser muy listo no significa que no tengas dignidad—, le regala dinero
público, nuestro dinero, y le da una mamada al consejo de administración en
pleno cuando se siente éste poco feliz con lo mucho que nos guinda. Es como si
tuvieras un cuñado al que todo el mundo le perdona las deudas, mientras a ti te
embargan la tele por deber 20 euros.
Pues bien, a la banca, al puto enemigo, ni el pan ni la sal. Nada de violencia que sólo te llevará a la cárcel, Rambo. Nada de romper cajeros o de pintar grafitis de pollas en las cristaleras de sus oficinas. No señor. Lo que tienes que hacer es sacar todo tu dinero a primeros de mes, en cuanto te paguen la nómina. Y si no tienes la oficina de Correos demasiado lejos, paga todos tus recibos allí: la luz, el gas, el agua, el teléfono.
De
paso, le tocas los cojones un poco a todas esas empresas—que el Estado le
regaló a los banqueros y a sus amigotes—porque tienen que trabajar para cobrar:
mandarte una nota, pedirte que les pagues o que te van a cortar el suministro.
Y no usar la tarjeta de crédito para nada. Y en cuanto puedas, devolverlas, que
tampoco son gratis. Usar una tarjeta de crédito es como pagarle a alguien para
que te meta en un lío.
De los bancos hay que prescindir completamente. Por
supuesto, nada de aceptar su dinero a crédito. Eso es lo que nos ha traído
hasta aquí. Y cuando hablo de los bancos, también lo hago de los cofidises y de
los créditos del dentista, que te quiere poner implantes en módicas cuotas
mensuales. Luego resulta que si buscas bien, y pagas al contado, te cuestan
menos de la mitad.
Todo tu esfuerzo no va a servir de nada, dirás tú, aleccionado por decenios de ver la tele y leer El País. La movilización de un solo hombre no cambia nada. Pero sí que lo cambia. Lo pone todo patas arriba, de hecho. Porque el que cambiarás serás tú mismo. ¿De qué te sirve, si no, ver tantas películas de superhéroes, hostias? Déjate de admirar a Batman, que es un ricacho con mascarita, y actúa con tus pobres medios. Sin tanta baticueva ni tanta batipolla vas a ser un verdadero héroe, aunque resultes más parecido a Aquaman, al vivir sumergido en las cloacas de la economía como un zurullo submarino.
Pero cada vez que pases por delante de una
oficina bancaria podrás mirarla con esa arrogancia de los banderilleros cojos
cuando se enfrentan a un morlaco de 400 kilos, con la mirada alta y citándolo,
los cojones bien pegados al ojal. O como el pirómano que se planta frente a un
bosque, con una cerilla en la mano y una mueca de «esto lo hago porque puedo y
me sale de los cojones».
Y tus amigos, cuando lo sepan, te criticarán mucho, pero
será por puta envidia, porque ellos son consumidores de tiempo y artefactos, no
hombres. Las chicas, ni fu ni fa, ni a favor ni en contra. Les da igual que
pagues así o asá con tal de que pagues. Enseguida verás la que quiere ligar
contigo, eso sí. Porque se mostrará más antisistema que un contador puenteado.
La que te dé la razón, y opine que a los bancos hay que arruinarlos, esa noche
te limpia el sable. Porque ¿qué tiene que ver ser un buen padre para sus hijos
con tener el dinero en casa, debajo de una losa? Es como decir que ser
vegetariano te impide disfrutar de una buena película del oeste.
Ahora vivimos tiempos de otra pre-guerra mundial. Por el
mismo motivo: por el exceso de dinero creado desde la última. Que solo para
pagar los intereses del dinero creado hace falta inventarse más dinero nuevo
cada año que el PIB del planeta entero. Hay que darle salida a ese pastón o les
estallará en las manos y no valdrá nada. Y la mejor manera de usarlo es
destruir otra vez Europa y tener que reconstruirla de nuevo. Y así se entiende
la crisis de Ucrania, la de Siria y la del montón de guerras que asolan el
mundo. Así de claro está y así de claro os lo digo, ácratas de los cojones.
MALDITO HIJO DE PERRA
https://acratasnet.wordpress.com/2025/01/14/hay-que-joder-a-la-banca/
EL PRIMER "GRAN JUEGO". EL MAHOMETANISMO ¿PSYOPS HEBREA?. https://anunnakibot.blogspot.com/2025/01/13-14-amunnakibot-el-primer-gran-juego.html
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