ME RINDO
Estoy aprendiendo a vivir entre el esfuerzo y la rendición y hago lo mejor que puedo y espero lo que quiero pero no me resisto a la dirección del viento.
A través de la rendición, paso de la agitación exterior a la paz interior.
Al dejar de lado las expectativas y los resultados transformo una experiencia dolorosa en un esfuerzo positivo y fructífero
Nunca me ha gustado la palabra «rendirse». En mi mente,
siempre parecía tener connotaciones de fracaso y el fracaso, aunque forma parte
de cualquier experiencia de aprendizaje, no es algo que nadie acepte de buen
grado. Sin embargo, por fin he aprendido a navegar por el delicado equilibrio
entre hacer y permitir, entre resistencia y aceptación, entre luchar y
rendirse.
No me malinterpreten, hay cosas a las que nunca me rendiré,
pero he acumulado suficiente sabiduría para saber que nuestro libre albedrío
sólo llega hasta cierto punto y que, más allá de eso, debemos permitir que las
cosas sean, sin nuestra intervención directa.
Como alguien acostumbrado a hacer, crear, resistir y luchar,
este proceso de dar un paso atrás y permitir que las cosas sigan su curso
natural es una experiencia nueva y desafiante para mí, pero que ha tenido un
gran impacto en mi vida.
Ahora veo mi vida como un esfuerzo de colaboración, una
especie de asociación con mi Ser Superior y Dios.
Hago lo mejor que puedo, doy los pasos necesarios en
cualquier dirección y luego espero y observo. Si estaba destinado a ser, las
cosas empiezan a tomar forma, empiezo a ver señales que me dirigen a lo largo
del camino y si no estaba destinado a ser, bueno, no pasa nada.
Esta maravillosa cooperación significa que no estoy tan
estresada, ansiosa o preocupada por las cosas, me ha permitido encontrar la paz
en el continuo vaivén entre el esfuerzo y la entrega, entre la responsabilidad
propia y la confianza, entre el control y la sumisión.
Sólo podemos hacer lo que está en nuestra mano y
convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos es todo lo que Dios ha
querido que hagamos en este viaje físico. Nuestros esfuerzos en este empeño no
pasan desapercibidos; cuanto más alto te elevas, más fuerte se hace la conexión
con Dios y más capaz serás de navegar por este loco viaje con el mejor
compañero de viaje que uno pueda esperar.
Con un poco de guía desde arriba, no hay posibilidad de
perderse.
Me recuerda a la frase de Dondolindo: "En tus manos lo dejo"
ResponderEliminarLA GEOGRAFÍA DE LA HIPOCRESÍA https://anunnakibot.blogspot.com/2025/01/01-63-anunnakibot-la-geografia-de-la.html
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