8.1.25

La cuestión es si queremos encontrar respuesta o nos va bien la ignorancia actual

© PRIMERAS REFLEXIONES DEL AÑO

LOS CLÁSICOS INTERROGANTES POR RESOLVER

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Dónde vamos? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué la vida es sufrimiento?... y podríamos seguir enumerando otros interrogantes que necesitan respuesta.

La vida es aparentemente sencilla pero es “obligada”. No podemos rehuir el “vivir” tanto si es más placentero como si no lo es tanto.

A esta "obligación" se le han buscado diferentes argumentos: la supervivencia, el aprendizaje, el retorno a "casa"... ninguna es satisfactoria, principalmente porque es "una obligación no escogida".

El esquema religioso es otra forma de querer dar sentido al misterio pero tampoco consigue ofrecer explicaciones razonables y menos, convincentes.

La aparición de Dioses a los que habría que reverenciar -a cuenta de su protección- huele a chamusquina y suponen una trampa más a la que estamos sometidos los humanos de la calle.

Las hipótesis de “gente de fuera” (extraterrestres) son un sucedáneo de los “dioses” por creerlos muy avanzados y por tanto capaces de cualquier maravilla (como crear la vida!)

En cualquier caso no hay ninguna certeza y siguen en el aire muchas preguntas por responder. Sólo vamos haciendo conjeturas e imaginando escenarios más o menos válidos.

La cuestión es si queremos encontrar respuesta a los muchos interrogantes que tenemos o ya nos va bien estar en la cómoda ignorancia actual.

Si nos preocupa este desconocimiento, ¿qué camino podemos emprender para enmendarlo?

¿Tenemos alguna posibilidad de aclarar algo?

Si tuviésemos la información completa, ¿viviríamos más felices?

Muchas veces es mejor no saberlo todo porque resulta demasiado “fuerte”... Saber toda la verdad de todo no siempre es algo asumible.

Así, ¿qué hacer? ¿Nos quedamos dentro del “cuento” donde estamos o tratamos de averiguar qué hay detrás?

Un buen dilema, aunque no parece que tengamos la verdadera opción de poder elegir. Sin embargo, intentar saber de qué va la cosa, además de una gran satisfacción, supondría salir de dudas.

La sensación de sentirse “toreado” no es nada agradable y la inquietud que esto nos produce y que no para de dar vueltas por dentro, nos impele a una búsqueda perseverante y exhaustiva.

Cabe decir que si dentro de nosotros se incuba este sentimiento de sentirse menospreciados y engañados quizás sea una señal de que tenemos la capacidad para poder desentrañar el asunto.

No saber, no es una opción. Es una rendición.

O así me lo parece

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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 8 enero 2025

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