© PRIMERAS REFLEXIONES DEL AÑO
LOS CLÁSICOS INTERROGANTES POR RESOLVER
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Dónde vamos? ¿Qué
hacemos aquí? ¿Por qué la vida es sufrimiento?... y podríamos seguir enumerando
otros interrogantes que necesitan respuesta.
La vida es aparentemente sencilla pero es “obligada”. No
podemos rehuir el “vivir” tanto si es más placentero como si no lo es tanto.
A esta "obligación" se le han buscado diferentes
argumentos: la supervivencia, el aprendizaje, el retorno a "casa"...
ninguna es satisfactoria, principalmente porque es "una obligación no
escogida".
El esquema religioso es otra forma de querer dar sentido al misterio pero tampoco consigue ofrecer explicaciones razonables y menos, convincentes.
La aparición de Dioses a los que habría que reverenciar -a
cuenta de su protección- huele a chamusquina y suponen una trampa más a la que
estamos sometidos los humanos de la calle.
Las hipótesis de “gente de fuera” (extraterrestres) son un
sucedáneo de los “dioses” por creerlos muy avanzados y por tanto capaces de
cualquier maravilla (como crear la vida!)
En cualquier caso no hay ninguna certeza y siguen en el aire
muchas preguntas por responder. Sólo vamos haciendo conjeturas e imaginando
escenarios más o menos válidos.
La cuestión es si queremos encontrar respuesta a los muchos
interrogantes que tenemos o ya nos va bien estar en la cómoda ignorancia
actual.
Si nos preocupa este desconocimiento, ¿qué camino podemos emprender
para enmendarlo?
¿Tenemos alguna posibilidad de aclarar algo?
Si tuviésemos la información completa, ¿viviríamos más
felices?
Muchas veces es mejor no saberlo todo porque resulta
demasiado “fuerte”... Saber toda la verdad de todo no siempre es algo asumible.
Así, ¿qué hacer? ¿Nos quedamos dentro del “cuento” donde
estamos o tratamos de averiguar qué hay detrás?
Un buen dilema, aunque no parece que tengamos la verdadera
opción de poder elegir. Sin embargo, intentar saber de qué va la cosa, además
de una gran satisfacción, supondría salir de dudas.
La sensación de sentirse “toreado” no es nada agradable y la
inquietud que esto nos produce y que no para de dar vueltas por dentro, nos
impele a una búsqueda perseverante y exhaustiva.
Cabe decir que si dentro de nosotros se incuba este
sentimiento de sentirse menospreciados y engañados quizás sea una señal de que
tenemos la capacidad para poder desentrañar el asunto.
No saber, no es una
opción. Es una rendición.
O así me lo parece
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 8 enero
2025
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