© CONTRADICCIONES MORALES
A raíz del artículo que publiqué ayer: Utilizar
la fuerza bruta, quisiera exponer unas reflexiones sobre las
contradicciones morales entre las que nos movemos.
Producto como somos de la civilización judeo-cristiana,
nuestra fuente principal de “normas morales” la tenemos en la Biblia y en ella
las contradicciones están a la vuelta de cada esquina.
Por un lado se nos dice: Si alguien te asalta para quitarte la cartera, dale también el abrigo.
En otro lugar proclama: ¡No he venido a traer la paz sino la espada!
Podríamos seguir enumerando conflictos de criterio, ¡pero
sólo es un ejemplo de la esquizofrenia donde nos han metido (supongo que
interesadamente “aquellos que todos sabemos”) para que vayamos más perdidos que
un pingüino en un supermercado!
Spinoza, con una filosofía pragmática, nos dice que no existe
el bien y el mal, sino lo bueno y lo malo que cada uno interpreta en función de
cómo le van las cosas.
En otro ámbito cultural -el chino- aparecen dos posturas
frente a la vida. En este
articulo se exponen: La de ayudar de Confucio y la de dejar fluir de
Lao Tsé
Confucio, explica que su doctrina se basa en la
justicia y el humanitarismo (el amor desinteresado hacia todos los seres y el
gozo en todas las cosas). Lao Tse, argumentó que el amor universal era una
intromisión en el orden natural. Defendió su doctrina de la no acción, según la
cual los seres prosperan en libertad, sin necesidad de intervención: «Mira el
sol, la luna, las plantas y los animales. No necesitan que nadie se interese
por ellos, ni que los ame, ni que los ordene. El cisne no necesita lavarse cada
día para ser blanco, ni el cuervo tenerse para ser negro. Las piezas fuera del
agua se asfixian tanto si las ayudas como si no. Lo que necesitan es la
profundidad del río y su libertad». Dos modos opuestos de entender la vida: la
organización meticulosa de Confucio frente a la fluidez y el desapego de Lao
Tse. En la mentalidad china, ambas coexisten.
Todo ello es una gran empanada mental que aún se complica
más con el tema
del Karma que popularmente podríamos definir como “tal harás, tal
encontrarás”.
Por tanto nos encontramos ante una disparidad de
planteamientos que todos parecen ser razonables pero que nos dejan en el aire
la certeza en cuanto a nuestra actuación se refiere.
Me da la impresión de que todas las doctrinas sólo son las
típicas manipulaciones de las que vamos tan bien servidos y cuanto más
contradictorias mejor para hacernos ir bien de cabeza.
Nos hacen confundir la bondad con el buenismo y nos hacen
pasar por malos si defendemos de forma personal lo que nos pertenece en vez de
someternos a la colectividad (¡o la autoridad!).
En esta realidad parece que no pasamos de ser bebés
inocentes e indefensos a merced de “personal veterano” muy bien instruido sobre
los misterios de la vida.
Esforzarnos en averiguar qué está bien y qué no, quizá sea
una tarea inalcanzable e incluso innecesaria, tal y como ocurren las cosas.
Mi opinión sería cogernos a lo que nos resuene dentro en
forma de paz y bienestar para apartar de nosotros el estado temeroso permanente
ante cosas a las que no tenemos acceso.
Los dilemas con los que nos topamos en la vida debemos irlos
despachando de la mejor forma que se nos ocurra y seguir adelante sin
preocuparnos en exceso. Podemos aplicar lo de: Dios, el destino, el universo...
¡proveerá!
O así me lo parece
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com
- 12 febrero 2025
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